martes, 27 de enero de 2015

CAMINANDO entre las TUMBAS - de Scott Frank


A Walk Among the Tombstones
-EEUU, 2013-

No deberíamos confundir esta notable película con "una más de Liam Neeson". Es verdad que Mr. Neeson se prodiga últimamente en exceso, en burdas películas de acción; pero Caminando entre las Tumbas es un proyecto sólido,  con todo el regusto del más clásico cine negro: expoli con problemas, amigos poco recomendables y crímenes horribles fuera del foco policial.

La película tiene como protagonista a Matt Scudder, un tipo casi marginal, expolicía, exalcohólico y detective privado sin licencia que husmea en las cloacas de la ciudad sólo por encargo de amigos o conocidos. Así es como un compañero de las reuniones de Alcohólicos Anónimos le pide que ayude a su hermano. Unos tipos secuestraron a su mujer y exigieron rescate. A pesar de pagarlo se la devolvieron descuartizada y envuelta en bolsitas de plástico.

El guión es potente y la narración tersa. Cine negro seco y con nervio. Me gusta el plan del director y guionista. Como en un juego de viñetas va desdoblando los planos para añadir información a la trama. En los créditos la cámara nos muestra a una mujer tumbada, suda, crispa los dedos...hasta que un pequeño movimiento nos revela la cinta que le tapa la boca. Del mismo modo al sentarse Matt en el bar, un primerísimo plano nos ofrece las dos copas simultáneas que le sirven. Un simple desenfoque nos muestra la placa de policía en su cinturón. Por otro lado, escuchamos varias veces la historia de cuando dejó de ser poli; pero no es hasta que se sincera en el hospital con su joven socio T.J., que ese relato se completa significativamente. Parece querer decirnos, siempre que hay una cara, existe una cruz.

Matt Scudder es un tipo bastante arrastrado que se mueve en ambientes sórdidos. Putas, drogatas, proxenetas y alcohólicos conforman su ecosistema. Después de abandonar el Cuerpo de Policía y a su familia, malvive en un hotelucho de mala muerte. En esta investigación se agencia como ayudante a T.J., un joven negro que vive en la calle. En otro de sus casos, Ocho millones de maneras de morir, el colega de turno era un proxeneta. Matt es honesto, a su manera (sin los sobres de corruptelas "no habría podido mantener a mi familia", reconoce) y está hecho polvo. Su tormento se acrecienta por la lucha que mantiene contra el alcohol. 

En este sentido quizás la elección de Liam Neeson no haya sido la más adecuada. Jeff Bridges lo bordó en 8 millones de maneras de morir (Hal Ashby), aunque la película se quedase corta en todo lo demás.

8 millones de maneras de morir
De todos modos logramos entrever el rostro del verdadero Scudder en la magistral secuencia del desenlace. A través de un montaje en paralelo se nos presenta el semblante del atormentado Scudder mientras escucha los doce pasos de Alcohólicos Anónimos. Según van desgranándose uno a uno, asistimos al enfrentamiento (primero en un cementerio y luego en su guarida) entre el detective y los criminales. 
1.-Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol, que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables.
....
4.- Sin miedo hicimos un minucioso inventario moral de nosotros mismos.
...
9.- Reparamos directamente a cuantos nos fue posible el daño causado, excepto cuando el hacerlo implicaría perjuicio para ellos o para otros.
...
No es el único acierto de la cinta. Hay un plano verdaderamente turbador donde aparece una celestial caperucita roja.  

Los malvados son una de las mejores bazas del film. Unos escuetos trazos nos los sitúan en el círculo de los asesinos consumados y exquisitos. También los clientes de Matt son peculiares. Todos están relacionados con el narcotráfico.

Caminando entre las tumbas se basa en una de las diecisiete novelas que Lawrence Block escribió siguiendo los pasos de Matt Scudder, un exalcohólico que reparte su tiempo entre los casos y las reuniones que AA suele tener por toda la ciudad. Matt siempre está en la calle. Sus amigos suelen tener tantas cicatrices como él mismo. Los criminales con los que se cruza alternan lo sórdido con lo enfermizo. Quien haya leído algunas de las novelas de Block encontrará al gigante Liam Neeson poco machacado y aún menos vulnerable.


Los pecados de nuestros padres
Pero en cambio disfrutará con el trabajo de Scott Frank. Ha forjado un guión claro y conciso para una trama compleja. La incipiente Red, los polvos de heroína, la presencia de las Torres Gemelas nos sitúan a las puertas del efecto dos mil.

Scott Frank es el guionista de películas tan reputadas como Minority Report, Un romance muy peligroso o Cómo conquistar Hollywood. Su primera experiencia escribiendo y dirigiendo un largo fue con el nada despreciable thriller The Lookout, que gira en torno a un muchacho con problemas de memoria (Joseph Gordon-Levitt) y el atraco de un banco. 

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