domingo, 29 de diciembre de 2013

47 RONIN - de Carl Rinsch


La película constituye un buen entretenimiento sustentado en la aventura de esos 47 ronin que buscan vengar a su señor y un apartado visual realmente atractivo. Me gusta su ambientación. Esas casas señoriales hechas de madera, los jardines japoneses tan perfectos y equilibrados con sus almendros en flor o los trajes samurais, tanto los de guerra como los de seda ceremoniales. También aprecio la calidad de unos efectos especiales que lucen espléndidos, sobre todo en las escenas de brujería y monstruos.

Encuentro en ella un puñado de escenas espectaculares. Y aunque algunas recuerdan otros films, como la pelea inicial contra el monstruo que sale del bosque (que mimetiza el comienzo de La princesa Mononoque) o el rescate del mestizo en la isla de los holandeses (que reproduce el laberinto de barcos y pasarelas de Isla Tortuga en Piratas del Caribe; hay muchas escenas que brillan con luz propia, como el enfrentamiento con los demonios en lo más profundo del bosque o la última escena del asalto a la fortaleza del malvado.

Sin embargo, el entretenimiento no trasciende a nada más. En su conjunto pierde, por ejemplo, al compararla con El último samurai, de Edward Zwik. Una gran producción con muy buen acabado y notable resultado. Allí Tom Cruise encarnaba a un guerrero atormentado que, viendo cómo su mundo se derrumba, se suma a una causa tan noble como perdida. Pero en ésta, el mestizo Kai que interpreta Keanu Reeves,  carece de aura trágica y su postura vital es demasiado difusa.

Mientras en aquella había un camino que recorría el héroe (el "bushido" significa "el camino del guerrero"), aquí nuestro mestizo no intenta nada. Casi se puede decir que las circunstancias lo van empujando. No hay una reflexión ni un acceso al Coraje, la Lealtad o el Honor. La película no aprovecha esa infancia incógnita de Kai entre los demonios del bosque, ni tampoco nos lo presenta como un sir Galahad de pureza y valor eminentes. Keanu Reeves lo interpreta de forma bastante plana y el héroe mismo resulta un tanto pasivo.

Mejor dibujado está Oishi (Hiroyuki Sanada), el comandante de los samurais. Su relación con el señor Asano, con su mujer y su hijo tiene cierta complejidad y, él sí, nos traslada la agitación interior de una decisión que le costará la vida.


Siendo la primera pelicula de Rinsch, se puede decir que logra trasladar su pericia técnica en el apartado visual (proviene del mundo de la publicidad y ya lo demostró en su brillante cortometraje The gift); pero por contra, el conjunto se resiente por falta de profundidad y épica. Incluso de emoción.

A pesar de ello, la cinta es entretenida y visualmente muy atractiva.

viernes, 27 de diciembre de 2013

TEATRO de CENIZA - de Manuel Moyano




OCASO DE UN IMPERIO

Swift inventó el país de Liliput, poblado por hombres diminutos, y Tomás Moro la isla de Utopía, cuya capital es Amauroto. Yo también me dedico a inventar lugares imaginarios. Sin ir más lejos, ayer dibujé un círculo con guijarros en el patio y lo nombré Imperio de Chu. Chu es un país árido, sembrado de agujas de pino y habitado sólo por hormigas. Más allá de sus fronteras se extienden parterres con begonias y crisantemos, y también un sendero de grava que conduce hasta la verja de salida, esa verja que siempre permanece cerrada (al menos para mí). Todos los imperios están condenados a desaparecer: esta mañana, el jardinero arrasó Chu al pasarle un rastrillo por encima. Como me encaré con él, las enfermeras decidieron inyectarme una nueva dosis de tranquilizante.



ORIGEN DEL MITO

Ejerciendo de médico en las tierras del Norte, fui reclamado una noche de tormenta para atender un parto. En aquel lugar dejado de la Providencia se han visto muchas cosas extrañas, y no me sorprendió que el recién nacido tuviera cabeza de becerro. Recomendé ahogarlo con un almohadón, pero a los padres les faltó valor. El varón creció y, mucho tiempo después, habiendo ya cumplido los quince años, vino a visitarme. Me llamaba "buen doctor", pero había en sus palabras un velo de amarga ironía. Yo no podía apartar la vista de sus astas de toro. "He sabido por mis padres que usted les aconsejó matarme", dijo. "Así es", respondí con todo el aplomo de que fui capaz, pues temía que su propósito fuera vengarse por ello. "Debieron hacerle caso, fue lo único que le oí mugir mientras abandonaba mi consulta. Luego supe que, antes de venir a verme, había corneado a sus progenitores hasta la muerte. También me dijeron que huyó al monte, y que allí construyó una casa de largas e intrincadas galerías para recluirse en su interior. Pero ésa es otra historia.



LUNA PÁLIDA

Tras contemplar el delicado paisaje que se extiende más allá de su ventana, el emperador remoja el cálamo de su pluma en el tintero y escribe: "Bella flor de loto bajo la luna pálida". Mientras relee su propia composición, una sutil lágrima se desliza por su mejilla y cae sobre el fino papel de arroz. Lo seca cuidadosamente con la manga de su túnica. Poco después, comprueba que queda suficiente tinta en el cálamo y firma con elegante trazo la sentencia a muerte de quince campesinos que esta mañana osaron pedir una reducción de tributos a las puertas de palacio.



CÍRCULO

El posadero me dice que sólo queda una habitación libre y, a continuación, me advierte de que nadie quiere ocuparla nunca, puesto que en ella se cometió -hace ya veinte años- un crimen horrendo. Le aseguro que no soy supersticioso y me da la llave. Entro en la habitación: hay en ella una cama de hierro, una mesita, una silla, un lavabo. No necesito nada más. Cuando anochece, salgo a dar una vuelta. Una mujer me aborda por la calle. Le pido que me acompañe a la posada. Una vez en la habitación, la degüello mientras la estoy penetrando por detrás. Luego, la abro en canal y utilizo sus órganos para escribir mensajes en las paredes. Ni yo mismo sé lo que significan. Siento sueño. Me acomodo en la cama junto al cadáver eviscerado y me duermo. Cuando despierto, veo a dos policías encañonándome con sus pistolas. Juraría que el hombre con cara de espanto que les acompaña es el posadero, aunque parece veinte años más joven. 




Narraciones pertenecientes al libro "Teatro de ceniza" de Manuel Moyano. Editorial Menoscuarto. Palencia, 2011.
En el prólogo, Luis Alberto de Cuenca declara que "leer Teatro de Ceniza supone una inmersión en el universo conceptual en que se situaban los primeros filósofos frente al mundo, admirados y confusos ante el despliegue de prodigios que se agolpaban ante sus ojos."

viernes, 20 de diciembre de 2013

12 Años de ESCLAVITUD - de Steve McQueen

-12 Years a Slave-
EEUU, 2013









El Racismo nos interpela.-
El título de la película lo es asimismo del libro que escribió el Sr. Solomon Northup en 1853. Afroamericano nacido libre y residente en Nueva York objeto, además, de un gran reconocimiento social por su virtuosismo con el violín.
Pese a todo ello fue engañado con una propuesta de trabajo en Washington y una vez allí drogado y sometido a la condición de esclavo. Su despertar, encadenado en un sótano, es una de las escenas más potentes de la película. Trasladado a Louisiana, la cinta nos propone un viaje al horror de la esclavitud en las plantaciones sureñas.

Steve McQueen, director de la fascinante Shame, es un cineasta británico procedente de la isla caribeña de Grenada, donde el 80 % de la población es descendiente de esclavos africanos. Según él mismo confiesa, estuvo buscando un tema que le ayudase a conocer sus orígenes. La elección me parece de lo más oportuna. Primero porque el asunto es novedoso, no hay negreros secuestrando en África a miles de negros para esclavizarlos en el nuevo mundo, sino directamente a ciudadanos norteamericanos libres. 
Y segundo porque los insidiosos tentáculos del racismo y la opresión conectan con situaciones todavía actuales, como por ejemplo la trata de blancas en pleno siglo XXI  (mujeres que llegan al primer mundo engañadas por las mafias  y sometidas a esclavitud sexual) o incluso las condiciones de semiesclavitud laboral en que sobrevive la inmigración ilegal.
  
La esclavitud no sólo te roba la libertad sino, más aún, niega tu condición de persona, tu más esencial humanidad.

Eligiendo este personaje y su historia, el director consigue incumbirnos de forma directa. Pero también por la caligrafía de sus planos. Al basarse en una novela que reproduce una experiencia real, parecía lógico insertar una voz en off; pero el director ha preferido eludir este artificio y escribir con intensas imágenes. La cámara siempre está muy cerca de los personajes y es notoria la abundancia de primeros planos frente a otras opciones.

Hay sobre todo un puñado de largos planos fijos que nos interpelan directamente. En uno Solomon es prácticamente ahorcado por un capataz resentido cuando otro capataz detiene el linchamiento. Con la soga al cuello, maniatado y apoyado apenas en las puntas de los pies, Solomon agoniza; pero sólo el dueño de la plantación puede decidir sobre su vida y en este trance ha de esperar largas horas.

Otro plano, asimismo magistral pero todavía más significativo, nos presenta a Solomon mirando al cielo. Acaba de recibir un atisbo de esperanza cuando un carpintero abolicionista (Brad Pitt) le promete escribir a sus amigos de Nueva York para que le socorran. La cabeza de Solomon gira lentamente y acaba mirando directamente a cámara, a nosotros. Percibimos el aliento de su esperanza y al ser un plano fijo que se alarga, podemos sentir que nos interroga.

Otras dos secuencias aparentemente inocentes, esconden una demolición. En una Solomon destroza el violín que le une a su vida anterior. En otra se acaba sumando al cántico del espiritual -Roll Jordan roll- que entonan el resto de esclavos. Estremecedora asunción.

En toda gran película sobre racismo hay un ser especialmente odioso, generalmente esclavo de sus vicios y maldad. Lo era el oficial de las SS Goeth (Ralph Fiennes) en La lista de Schindler, y también el criado negro Stephen (Samuel L. Jackson) en Django desencadenado. En el caso que nos ocupa  lo es el terrateniente Epps (Michael Fassbender). La interpretación de Fassbender es antológica y la acomplejada personalidad de este personaje de lo mejor de la película. Todo el mundo lo considera un quebrantanegros por su odio furibundo, pero su forma de diversión es organizar bailes en su propio salón, donde obliga a sus esclavos a bailar los minués que toca Solomon. Odia a Patsie, una joven esclava guapa y hacendosa, pero la desea ardientemente y hasta sufre ataques de celos. De nuevo el autor elige las imágenes desnudas para retratar a este ser depravado y miserable: una noche Epps arranca a Patsie de su jergón y la viola al aire libre. Cuando termina se desprecia a sí mismo por depender de una esclava e intenta estrangularla. Todo es violentísimo y sin palabras.

Asimismo retorcido es el uso de la religión para justificar la esclavitud. Los terratenientes de las plantaciones suelen leer la Biblia a sus cuadrillas. Por supuesto eligiendo cuidadosamente los textos que aseguran el statu quo (¡anda!, esto me suena).

La nómina de actores es monumental: Michael Fassbender y Chiwetel Ejiofor como protagonistas; pero ¡qué secundarios!. Benedict Cumberbach, Paul Giamatti y el propio Brad Pitt, que además ejerce de productor y se reserva un corto pero lucido papel. 
También Paul Dano cuyos papeles secundarios (Prisioneros) poseen una intensidad inusitada. Y Sarah Paulson, inmensa actriz que aquí ejerce de dañina esposa de Epps y que ya lució su categoría en series como American Horror Story: Asylum o la insuficientemente valorada Studio 60 on the Sunset Strip. Todos suman su talento a una película que lo desborda.

Quisiera destacar además, la sobriedad de la música de Hans Zimmer que establece un sentido diálogo con el ritmo de las imágenes.

jueves, 19 de diciembre de 2013

TITUS GROAN - de Mervin Peake











Ya se sabe lo que es navegar por la Red.
Una palabra, una imagen, un enlace, te acaba conduciendo a  un remoto y solitario peñón.
Así encontré el blog que se autodenomina El Inconstante del 87. Según su archivo, el blog completo lo integran únicamente 8 entradas. Una de ellas se refiere al Titus Groan de Mervyn Peake. Leí hace tiempo el primer volumen. En mi biblioteca falta el tercero, último e inacabado. Quise ver en esta entrada algún tipo de relación, de metáfora, entre un blog abandonado  y el mundo varado de Gormenghast. En todo caso sirva la reseña del inconstante Gonzalo Hernández como Incitación hacia esta obra hipnótica, siniestra y embriagadora.


"¿Qué ocurre cuando un mundo es ajeno al cambio? ¿Cuando las tradiciones fomentadas por milenios, incomprendidas en el presente, pero que otorgan la seguridad de lo permanente, se convierten en el único factor en movimiento de un universo? ¿Cuando los anhelos ocultos acaban aplastados bajo el peso del silencio ancestral y el estoicismo permanente, provocando un desasosiego casi palpable que acaba inundando las estancias de un palacio tan grande como una ciudad? Lo que acaba sucediendo es algo como la obra de Mervyn Peake, ilustrador, poeta y escritor que empezó siendo conocido por sus dibujos para obras de referencia como La isla del Tesoro de Stevenson o Alicia en el País de las Maravillas de Carroll, pero que acabaría pergeñando una serie de libros, hoy de culto en Inglaterra (donde incluso ha conocido una descafeinada versión para TV de la mano de la BBC) que se convertiría en parada obligada de muchos escritores que han reconocido la influencia de Peake en sus novelas.

La fantasía de Mervyn Peake no tiene absolutamente nada que ver con minotauros ni seres mitológicos. Es una fantasía realista, tanto que casi parece histórica. Triste y decadente. Cubierta por las sombras inabarcables de las estancias de Gormenghast: la ciudad-castillo donde habitan los personajes más melancólicos que la fantasía literaria haya conocido. Porque así es el mundo concebido por Peake. Oscuro y pesaroso. Poca luz resplandece en él. La esperanza es un bien escaso. Y pocos la cultivan. La mayoría de sus personajes viven esclavizados por sus circunstancias. Poco importa que sea dentro de un castillo, o fuera de los muros de la fortaleza, entre paredes de barro y montañas. La tristeza que les inunda es la misma. Lord Sepulcravo es el ejemplo perfecto. Padre de Titus y Conde y Señor de todo Gormenghast, se mueve por el castillo como alma en pena, encontrando refugio únicamente en su biblioteca, entre las palabras de poetas y filósofos ajenos a su mundo.

Bajo su mando sobreviven, cada uno a su modo, su primogénita Fucsia, hermana mayor de Titus, adolescente soñadora, intuitiva, pero huidiza. Siempre evadiéndose de las penumbras que lo rodean todo, refugiándose en el desván inalterado de su cuarto; su criado personal Excorio, sombrío personaje amante de la inalterabilidad de los rituales de Gormenghast, sin duda uno de los más carismáticos y ambiguos del libro. Repelente, pero con principios; la esposa del Conde, Lady Gertrude, una mujer con muchos “pájaros en la cabeza”, literalmente; sus cuñadas y hermanas de Sepulcravo, Cora y Clarice, mellizas enfermas de poder; el Doctor Prunescualo y su esposa Irma, un hombre que comienza despertando desconfianza tras la máscara social que se impone, pero poco a poco va descubriéndose como el personaje con más sentido común de toda la fortaleza; La adorable y quejumbrosa Tata Ganga, la ama de llaves del castillo, y encargada del cuidado de Titus y de Fucsia; el ritualista Agrimoho, maestro de ceremonias de las tradiciones milenarias que rigen la vida diaria de la corte, y por último y de vital importancia: Pirañavelo y Vulturno, aprendiz y jefe de cocina respectivamente. El primero, alguien de quién cuidarse muchísimo. Un personaje tristemente común en la vida real. Esa clase de gente que oculta su verdadero rostro detrás de falsas personalidades muy bien construidas, de tal forma que embaucan al interlocutor, mostrándole lo que quiere ver. Un manipulador que utiliza a los demás en su propio beneficio. A su lado, el chef de Gormenghast, un loco de dimensiones mastodónticas y carnes fláccidas, sudoroso y terrorífico.
(...)
La faceta descriptiva es tan importante como los personajes mismos. Es parte de la esencia de la novela. Pero mientras en otros autores, esta mal integrada o equilibrada de forma dudosa, aquí encuentra el punto exacto. No resulta tedioso, aunque hay que ir preparado. Gormenghast es un mundo hipnótico, y acaba ocupando la imaginación del lector al completo. Es el protagonista indiscutible. El primer párrafo se abre con una presentación visual de sus muros que ya instaura su presencia de forma impactante:
“Gormenghast, es decir, la mole principal de piedra originaria, habría ostentado cierta cualidad de pesadez arquitectónica si hubiese sido posible ignorar el enjambre de míseras viviendas que circunvalaban los muros exteriores como una erupción epidémica. Las casas de barro se desparramaban por la pendiente encabalgándose unas sobre otras hasta alcanzar la muralla del castillo; allí las más recónditas se apoyaban en los gruesos muros, agarrándose como lapas a las piedras. Una ley ancestral les permitía esta intimidad glacial con la fortaleza que se cernía encima. Sobre los techos irregulares caían, a lo largo de las estaciones, las sombras de los contrafuertes roídos por el tiempo, de los torreones quebrantados y altivos, y sobre todo la enorme sombra de la Torre de los Pedernales. Esta torre, irregularmente moteada de yedra negra, se alzaba por entre los puños de la mampostería almenada como un dedo mutilado y blasfemo que señalaba al cielo. De noche, los búhos la convertían en una garganta resonante; de día callaba y proyectaba una larga sombra.”
La atmósfera tenebrista de Gormenghast invade todo el libro. Peake se empeña en plasmar la decadencia en todas sus formas. Ese era uno de sus objetivos a la hora de escribir Titus Groan, una historia concebida como una saga de hasta cinco libros (de los que al final el autor sólo llegó a completar los tres primeros y a dejar inacabado un cuarto antes de morir) que contuvieran la vida al completo del Septuagesimo Séptimo Conde de Gormenghast, el pequeño Titus, el Señor que acabaría desafiando siglos de tradición obligando al cambio a un mundo estancado en el tiempo. Por ello, la novela se permite una cadencia que le permita dibujar un cuadro general del conjunto repleto de detalles, similar a lo concebido por el Bosco en El Jardín de las Delicias, pero trasladado a la literatura. Un ritmo que le permite centrarse en todos los personajes, ahondar en cada uno, y darle su propia identidad. (...)

El empeño de Peake va de lo físico a lo psicológico. Utiliza el castillo como un pulmón que transpire podredumbre y humedad, el sudor pegándose incómodamente al cuerpo, mientras las telarañas rozan las nucas, y las estancias nunca visitadas duermen el sueño eterno del vacío. Es lo que convierte a la obra en una de las últimas novelas genuinamente góticas. El aire es malsano entre los pasillos, y Peake sabe cómo ilustrarlo:
“La rueda del lúgubre ritual continuaba girando. Dentro de aquellas paredes el fermento del corazón era burlado por sombras dormidas, largas o breves. No mayores que la llama de una vela, las pasiones titilaban en el bostezo del Tiempo, pues Gormenghast, inmenso y oscuro, todo lo aplasta.”
Es uno de los extractos que mejor definen la esencia de lo que es el libro, de lo que es Titus Groan como novela, y de la melancolía irredenta que afecta a su autor. La oscuridad de los espacios es trasladada al alma de los personajes. Ninguno de ellos es feliz, ninguno guarda apenas esperanzas. Todos siguen adelante casi como por inercia. Y la llegada de Titus tampoco cambia las cosas. Como mucho trae una seguridad que llevaba tiempo anhelándose. El Conde por fin ha tenido un heredero varón, y Gormenghast por fin puede continuar su vida inalterable en el Tiempo. Aún así, algo se respira en el aire. La explosión de muchísimas emociones contenidas...

“En las tinieblas resonaban cada vez más las notas de las crueles pasiones. Odio y cólera y dolor y las acosantes voces de la venganza.”


Autorretrato - Mervyn Peake
- Hay una página web oficial (en inglés) de Mervyn Peake, aquí, donde se pueden encontrar tanto su biografía como novelas e ilustraciones que realizó para obras como The ancient Mariner, Alicia en el País de la Maravillas o Casa desolada de Dickens.
- En Red de Ciencia Ficción, titulan la reseña como "El esplendor de la tiniebla" y subrayan que "el estilo de Peake es deslumbrante, poderoso y poético hasta el desmayo", mientras ven la obra como "una película en la que no dejan de suceder cosas a cámara lenta. El efecto es hipnótico hasta lo enfermizo, embriagador hasta lo alucinatorio. Un cenagal de aguas estancadas en el que crecen las flores más bellas y extrañas, en el cual el olor nauseabundo del limo se entremezcla con el aroma mágico y mareante que desprenden las páginas de un libro antiguo."
- Hay otro artículo en El Jardín del Sueño Infinito



lunes, 16 de diciembre de 2013

Blue JASMINE - de Woody Allen









El gran Woody Allen regresa a su cita anual con las salas y nos entrega una cinta modélica, de envidiable ritmo dramático y personajes trazados con maestría. Si a eso le sumamos el aderezo -aunque tangencial- de la crisis representada en los fraudulentos tejemanejes de los poderosos, tenemos una obra redonda. Algunos discuten si alcanza para obra maestra. Es cierto, quizás le falte una cierta espuma, un cierto aura. No sé. El tiempo lo dirá. Lo que no cabe duda es que la película es excelente.

Jasmine es guapa, sofisticada, siempre ha triunfado en la vida. Lo mismo que su marido en los negocios. Pero la historia comienza con Jasmine en un avión, a punto de un ataque de histeria, huyendo del derrumbe de su mundo y con su marido detenido por fraude. Va buscando cobijo a casa de su hermana Ginger, en el colorista y proletario barrio de Mission, en San Francisco. De su fortuna apenas quedan unas prendas de Chanel y su juego de maletas Vuiton. Jasmine está desesperada por recomponer su vida de lujo. Mientras tanto, Ginger, menuda y feúcha, intenta apañar su mediocre existencia con un novio palurdo y un trabajo de cajera en un supermercado.

En la función se producen dos choques. Uno entre estas dos hermanas y sus mundos tan dispares. Otro, en el corazón de la propia Jasmine. Los flashbacks donde la vemos levitar como un ángel por su lujoso apartamento en Manhattan, se contraponen dolorosamente a su condición actual. Necesita encontrar un trabajo, necesita beber menos, necesita un marido rico que la rescate del infortunio.

Los recuerdos de Jasmine son un combinado de mentiras y cócteles. Al fondo de sus encantadoras recepciones siempre está el marido (Alec Baldwin) con sus socios. En sus veladas conversaciones entrevemos la componenda y el fraude. Jasmine sonríe a todo e incluso firma a ciegas algunos documentos que su marido le presenta. Este leve toque de crítica social es suficiente. Llevamos ya cinco años de crisis. Nos las sabemos todas y no importa ya si es un Madoff o un Lehman. Allen se centra en el drama de Jasmine.
Y se puede decir que lo borda.












El personaje roto que le regala a Cate Blanchett es de envergadura. En pago, ella le devuelve una interpretación maravillosa, compleja hasta la extenuación y rebosante de matices: rabia, dolor, encanto, dulzura, determinación, angustia y hasta locura.
En esta verdadera rueda de la fortuna, vemos primero a Jasmine en el apogeo de su magnificencia, luego encerrada en el antro de su hermana aguantando los gritos de sus palurdos amigos. Y finalmente buscando el rescate de un nuevo millonario. Al fin y al cabo sigue siendo hermosa y encantadora.

Además, Jasmine tiene un efecto de mimetismo sobre Ginger, la cual acaba teniendo una aventura liberadora. Pero al final las aguas vuelven a su cauce. Jasmine se enfanga en sus propias mentiras y Ginger descubre el fiasco en el que se ha metido.

Se puede decir que Allen nos vuelve a contar lo de siempre; pero es tan certero, irónico, y elegante en su exposición que nos termina seduciendo.

Las situaciones se engarzan con armonía, el drama progresa sin estancarse y todo el conjunto desborda talento apoyándose en unos intérpretes que bordan sus papeles. Cate Blanchett está inmensa; pero también la menuda Sally Hawkins que deslumbra en su fragilidad y el recién descubierto Bobby Cannavale (Third Watch y Boardwalk Empire), que suma el punto del tosco novio.

No voy a olvidar los sets de Woody Allen. A mí me gustan particularmente las calles de sus películas; aquellas vigilancias que hacían Alan Alda y Diane Keaton en Misterioso Asesinato en Mahattan o aquellas carreras de Michael Caine para hacerse el encontradizo con Barbara Hershey en Hannah y sus hermanas

En la que nos ocupa, Jasmine visita San Francisco, el Sunset District justo al lado del Golden Gate Park. Una nueva delicia de este diletante urbano.


Como curiosidad, he aquí un artículo sobre el vestuario de Jasmine. Un asunto crucial para la composición del personaje, en el que Cate Blanchett estuvo realmente implicada. 

viernes, 6 de diciembre de 2013

EL CONSEJERO - de Ridley Scott

-The Counselor-
EEUU, 2013





Los actos generan consecuencias.-

Ridley Scott a la dirección, Michael Fassbender, Javier Bardem, Cameron Díaz, Brad Pitt, Penélope Cruz, Bruno Ganz, Ruben Blades y hasta John Legizamo de intérpretes. Y el gran Cormac McCarthy en el guión. Sin lugar a dudas le must
Pero ya sabemos que sumar talento sin más no te asegura el éxito y lamentablemente la película es una decepción. 

Un abogado que está entre la espada y la pared se lía con un traficante para sacar un pellizco. Montan una operación de veinte millones pero el camión con la mercancía es robado. Todo se tuerce y los jefazos claman venganza. 

Si la cinta se titula El Consejero por el abogado que se pasa al otro lado de la ley, hasta el título yerra. A punto de perderlo todo será un consejero aconsejado (cita al final). Incluso Westray (Brad Pitt) parece más consejero, le orienta sobre el cenagal en que está metido. Mientras que al abogado en cuestión todo le viene grande y en medio del desastre sólo repite, ¿qué puedo hacer?. Ése es su simple conflicto y casi nula su reacción. Su peripecia apenas tiene mayor enjundia. 

Y eso que el traficante Reiner (Javier Barden haciendo un pedazo papel) va y le suelta, "cuidado, abogado, porque si entras en esto tendrás que tomar unas decisiones morales para las que no te has preparado". Bonita frase, pero nada más. Los personajes son elegantes, han vivido mucho y sueltan unas frases contundentes, pero no van más allá. Sus asuntos interesan muy poco. Ellos refieren opiniones (preferentemente sobre el sexo y las mujeres) y cuentan cosas; pero no interactúan. Se puede decir que la película carece de acción.

Toda ella se conforma como una serie de ilustraciones brillantes pero huecas. Adolece de falta de ritmo. Apenas un puñado de frases brillantes (o pretenciosas dirán otros) que llevarse al gaznate. Cuando conocemos a la felina Malkina (Cameron Díaz) le está soltando a Reiner:
   "-Yo no echo de menos nada. Echar de menos algo es esperar que vuelva, pero no va a volver. Es algo que aprendí de pequeña.
   -Eso, ¿no es ser un poco fría?
   -La verdad no tiene temperatura."
También Bruno Ganz, como experto en diamantes, tiene su sentencia:
-Parece amarillo...
-El amarillo se lo proporciona el nitrógeno (...) Una gema no tiene color. La verdad es que en el fondo lo que nos llama la atención de un diamante es su defecto. Un diamante perfecto se compone simplemente de luz.

Hacer que un grandísimo actor como Bruno Ganz aparezca en una escena meramente instrumental me parece un desperdicio. Pero tampoco los estelares Brad Pitt y Penélope Cruz añaden gran cosa. Incluso la excelente composición que hace Bardem (merecería un análisis el peso de la caracterización en sus personajes) termina dilapidada. 

El recorrido del camión con la mercancía desde México hasta Chicago tampoco aporta nada nuevo. Un cruce con inmigrantes ilegales y un tiroteo en una carretera desierta. Poca chicha.

Yo creo que el desequilibrio nace en la misma concepción de la película y en la ausencia de acentos. Reproducir en cine algo como las reflexiones del sheriff en la novela No es país para viejos, parece imposible. 
En el transcurso de la película el acento pasa del abogado a un sentencioso Reiner y luego a Westray para acabar en la amante de Reiner. Demasiado difuso. El cierre de la película con la depredadora Malkina (tiene tatuada su piel como el guepardo y como él acecha y caza) en su apogeo, parece que nos hable de otra historia distinta de la que hemos visto.

La película oscila entre brillante y nada. Me cabe la duda de si estas filosofías alrededor de un manhattan quedarían mejor en un texto que en pantalla. Creo que sí, porque ya sabemos que la literatura transita rincones imposibles para el cine.
Así pues propongo "leer", simple tinta sobre papel, el estupendo texto que el capo Rubén Blades le suelta al abogado. Este diálogo sí me parece poderoso y, salvando las distancias, me recuerda al del capitán Willard con el coronel Kutz en Apocalypse Now. Kutz peroraba allí sobre "el horror", el jefe Blades lo hace aquí sobre los mundos paralelos que crean nuestros actos. Lástima que aquí no haya ningún Willard, ningún río, ningún corazón en las tinieblas:
-Ya le dije lo mismo que a nuestro amigo. No hay nadie con quien hablar.
-Haré cualquier cosa que me sugiera.
-No tengo ninguna sugerencia, abogado.
-Podemos reunirnos donde me diga.
-Ya estamos reunidos.
-Me parece que no entiende mi situación.
-La entiendo, abogado. Los actos generan consecuencias que generan nuevos mundos que son distintos. Cuando un cuerpo se entierra en el desierto se crea un mundo. Cuando un cuerpo se deja que lo descubran se crea otro; y esos mundos, hasta entonces desconocidos para nosotros, siempre debieron existir ¿no?
-No lo sé.  ¿Va a ayudarme?
-Le exhortaría a ver la realidad de la situación en la que se encuentra, abogado. Ese es mi consejo. No soy yo quien debe decir lo que tendría que haber hecho y lo que no. El mundo en el que usted pretende enmendar los errores que cometió es distinto del mundo en el que se cometieron los errores. Ahora está en la encrucijada y usted desea escoger, pero no hay nada que escoger. Sólo puede aceptar. La elección se realizó hace ya mucho tiempo. ¿Sigue ahí abogado?
-Si.
-No pretendo ofenderle,  pero los hombres reflexivos a menudo se hallan en un lugar distante de la realidad de la vida. En cualquier caso todos deberíamos preparar un rincón donde albergar las tragedias que antes o después llegarán a nuestra vida; pero esa es una inversión que poca gente se molesta en hacer. ¿Conoce los versos de Machado?
-Conozco el nombre.
-Caminante no hay camino, se hace camino al andar. Un poeta enorme. Machado era maestro de escuela y se casó con una chica joven y guapa. La quería muchísimo y ella murió. Entonces se convirtió en un gran poeta.
-No me convertiré en un gran poeta.
-No, tal vez no, y aunque así fuera eso no le ayudaría. Machado habría cambiado todas las palabras, todos los poemas, todos los versos que escribió para poder pasar una hora más con su amada. Y eso se debe a que, en el sufrimiento, no se aplican las reglas de intercambio habituales; porque el dolor trasciende el valor. Un hombre entregaría naciones enteras por borrar el dolor de su corazón, y sin embargo, nadie puede comprar nada con el dolor porque el dolor no vale nada.
-¿Por qué me dice todo esto?
-Porque usted continua negando la realidad del mundo en el que se encuentra. Ama tanto a su mujer, con tanta convicción que ¿estaría dispuesto a intercambiarse con ella en la rueda? Y no me refiero a morir, porque morir es fácil.
-¡Sí!...sí, maldita sea.
-Pues me alegra saberlo abogado.
-Qué insinúa, ¿insinúa que hay una posibilidad?
-No, es imposible.
-Ha dicho que yo me encontraba en la encrucijada.
-Sí, a punto de comprender que la vida bajo ningún concepto va a volver atrás. Usted es el mundo que ha creado y cuando deje de existir, ese mundo que usted ha creado también dejará de existir; pero para aquellos que han comprendido que están viviendo los últimos días de su mundo, la muerte adquiere un sentido distinto. La extinción de toda realidad es un concepto que ninguna resignación puede abarcar. Entonces, todos los grandes designios y los grandes planes quedarán por fin expuestos y se revelarán como lo que son. Ahora abogado tengo que dejarlo porque tengo que hacer otras llamadas y si tengo tiempo creo que echaré un sueñecito."

Esto sí es McCarthy; un escritor de fuste como demuestran esas dos obras maestras que son Meridiano de Sangre y Suttree.
Respecto al tema de los mundos paralelos que nuestras acciones van creando sería una gran idea para una película. Aunque eso es harina de otro costal. Una buena novela sobre el tema es "La llegada de los gatos cuánticos" de Frederik Pohl, con una irónica mirada sobre la paradoja del gato de Schorodinger.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

LOS JUEGOS del HAMBRE: EN LLAMAS - de Francis Lawrence



La heroína que (se) resistía.-

Más oscura  que la primera, mejor rodada, con un diseño de producción más adulto y tenebroso, esta segunda entrega reúne las constantes de una buena aventura, con el debate íntimo del héroe trágico.  

Al igual que la primera, repite el esquema de "la cosecha" de tributos seguida por la disputa en la arena de los juegos. Pero nada es lo mismo. Los tributos son los ganadores de otras ediciones y acuden a estos 75º juegos sintiéndose traicionados por el Capitolio. Tampoco Katniss es la misma, puesto que sufre la amenaza del Presidente para que continúe la farsa so pena de grandes males. Pero sobretodo no es la misma película, porque ésta impulsa una mayor profundidad emocional y un alcance político de interesante calado.

La heroína -como hace poco vimos en El hombre de acero- lo es a pesar de ella; y esa resistencia, ese debate interno es el que alimenta la primera mitad de la película, notable por su dramatismo. 

Los más jóvenes seguramente se quejarán de lentitud e inacción en esta parte; pero no yo, puesto que mejora enormemente la expectativa de un simple reality de supervivencia.

De modo que la película, sin avanzar aparentemente nada en la trama, se dedica a escrutar el debate de Katniss y a sembrar las semillas de la futura revolución del Sinsajo en las ¡dos próximas películas! (Lo cual, dicho sea de paso, me parece un abuso).

El peso de la película recae sobre una convincente Jennifer Lawrence que igual refleja el conflicto del personaje, como resuelve las escenas de acción. El plano final de su rostro volviendo a la consciencia y adoptando expresión antes de fundirse con el sinsajo en llamas es antológico.

La revuelta se masca en detalles como las pintadas o el gesto de levantar tres dedos juntos. También en la retadora mirada que Katniss sostiene al Presidente Snow sobre el carro de caballos. Pero está claro que son sólo apuntes. El director se guarda la épica para batallas posteriores. Asimismo la arquera encuentra ayuda entre algunos tributos. Como le recuerdan en alguna ocasión, la lucha ya no es entre ellos, sino contra el poder. Recuerda quien es tu enemigo.

Este reto permanente tiene su culmen en el traje de novia que Katniss luce en la gala televisada; un traje que se transfigura en el mitológico Sinsajo. Con la posterior paliza y detención del diseñador concluye la primera parte. Katniss vuelve a la arena del juego más peligroso. Sometida a presión extrema, acabará apuntando sus flechas hacia la mismísima cúpula de la arena. Como en El show de Truman, más allá de la cúpula está la libertad. 

La película tiene el acierto de reunir un espléndido elenco de secundarios. Donald Sutherland es el Presidente dictatorial que programa los juegos para recordar la victoria sobre los distritos rebeldes. Philip Seymour Hoffman es consejero y el gran Stanley Tucci compone un histriónico presentador de las galas. No me quiero olvidar de la pizpireta Jena Malone, como Johanna Mason.

En definitiva una gran producción destinada al entretenimiento, pero que no ha eludido un mayor espesor en el drama y la reflexión social.
No puedo dejar de pensar que el fingimiento al que son obligados Katniss y Peeta en aras de una TV feliz y lisonjera tiene, en España, una lectura particular. La que se refiere a la omnipresente televisión basura con su resaca de tintes rosas y exclusivas amañadas. 
Maravillosa Katniss con el sinsajo en la pedrería

lunes, 2 de diciembre de 2013

LOS CARDOS de BARAGÁN - de Panait Istrati









La Amargura y Belleza 
de una Elegía.-

Romain Rolland, escritor francés, premio Nobel en 1915, de quien Stephan Zweig aseguró que era "la conciencia moral de Europa", por su defensa de la paz y su idealismo en tiempo de guerra; quedó impresionado al recibir un día la carta de un suicida. En un hermoso prólogo el propio Rolland lo relata:
"En los primeros días de enero de 1921, desde el hospital de Niza, me fue transmitida una carta que encontraron en las ropas que cubrían  el cuerpo de un desesperado que acababa de intentar poner fin a su vida, abriéndose un profundo corte en la garganta. Poca esperanza había en salvarle vista la gravedad de su herida. Leí la carta y vi que en ella se manifestaba la expresión tumultuosa de un genio. Era un viento incendiario que soplaba por las llanuras. Era la confesión de un nuevo Gorki de los países balcánicos.
Consiguieron salvarle. Quise conocerlo y nos escribimos. Nos hicimos amigos. Se llama Panait Istrati. Nació en Braila en 1884, hijo de un contrabandista griego que no ha conocido y de una admirable campesina rumana. A pesar del afecto que por su madre sentía, a los doce años la abandonó empujado por el deseo de conocer el mundo.
Veinte años de vida errabunda, de trabajos extenuantes; de viajes sin objeto aparente, tostado por el sol, mojado por las lluvias, sin hogar, enfermo, hambriento, dominado por grandes pasiones, consumido por la miseria y perseguido por los guardias nocturnos. (...)
Durante algún tiempo se mezcló en las luchas sociales y revolucionarias de su país y fue encarcelado. Ha viajado por Turquía, Egipto, Siria, Jafa, Beyrut, Damasco, Líbano, Medina, Jerusalén, Grecia, Italia, Suiza y Francia. Recorría el mundo sin un céntimo y a menudo escondido en las bodegas de los barcos. (...)
Es un extraordinario narrador. Un narrador de oriente que se emociona con sus relatos, ignorando, cuando ha comenzado una historia, si durará una hora o mil y una noches. (...)
En un penoso camino a través del mundo, nunca olvidó a los hombres que encontró, queriendo penetrar en el enigma de su destino. Cada uno de los capítulos de sus admirables narraciones forma una novela. Tres o cuatro novelas que figuran en estos volúmenes que he leído, son dignas de los maestros rusos. Difiere de éstos por el temperamento y la luz, la decisión de su espíritu y una alegría trágica que es el placer del narrador que libera su alma oprimida."
En esta "Tierra Árida (Los cardos de Baragán)" nos cuenta la peripecia vital de un adolescente que vive en una miserable estepa y -como él mismo- se lanza al mundo, persiguiendo esos cardos que empuja el viento por el desolado Baragán. Estamos a principios del siglo XX, la miseria y la desesperación están cociendo una rebelión entre los campesinos de Rumanía. A ellos dedica el autor su novela: 
"Dedico este libro al pueblo de Rumanía: a los once mil asesinados por el gobierno de mi país. A las tres villas, Slanilesti, Bailesti y Hodivoaia, destruidas a cañonazos: crímenes horrendos perpetrados en marzo de 1907, que han quedado impunes."
La Piedad en el Desierto - Manuel Rodríguez Lozano-
El traductor (Pere Foix) define con certeza el estilo de Istrati:
"Los libros de Panait Istrati son bellos relatos orientales ferozmente acusadores, escritos con la amargura del solitario, no obstante. Su prosa es de una rotunda claridad, a veces es un rugido amenazador del esclavo, a veces un sutil canto de rebeldía con páginas de íntima ternura, de magníficas imágenes, párrafos ardientes, arrebatos pasionales, diálogos caústicos, expresiones geniales, impresionantes descripciones de paisajes y recónditas bellezas, captadas por un hombre excepcional."
Me llama la atención que los cardos tengan dos caras. Cuando el protagonista escapa hacia un mundo mejor, son juguetones y representan la libertad. "(El Baragán) era para mí, niño inquieto, el mayor atractivo, lo enigmático, lo que se mira con veneración por lo grande, por lo libre, por lo bello..."    En cambio, huyendo de la brutal represión, representarán los males. Hostigados por los soldados, el Mellado azuza a las monturas, "Arre valiente, ¡Que nos pisan los talones los cardos!".

La paradoja que une belleza y desolación aparece constantemente en el relato. En el Baragán las cosechas son misérrimas, durante meses las familias sólo comen pescado hasta llegar a aborrecerlo; pero nuestro adolescente lo observa como un lugar fabuloso: 
"Hay que dejar al Baragán en su salvaje gravedad. Surcar sus tierras, aparte de ser energías perdidas, esfuerzos vanos, destruye su belleza agreste. (...) Hay cosas más, mucho más interesantes que el estómago del ser humano. Hay rincones, llanuras y montañas, que se han creado para el recogimiento y el placer del espíritu. ¡Desdichado el que no comprenda esto!
El Baragán es un lugar de placer..." pág. 19
Philip Grovedare

O también: 
¡Ver el Baragán era el deseo ferviente de todos los chicos de la Valaquia! El Baragán era la tierra sin amos, la tierra de todos. Allí se podía correr, sin miedo a los hombres, detrás de los cardos, y ser libre y ser feliz... Y no exagero si digo que enloquecía de contento al pensar que iba a penetrar, al fin, en el maravilloso secreto del temible Baragán. ¡Correr, correr con la tierra que corre, con el viento que sopla, hay que verse envuelto en su feroz torbellino, junto con todos los elementos removidos a la vez! ¿Queréis dicha mayor para un muchacho de mi edad? pág. 30
El protagonista recorre el mundo -en la Tres Villas le llaman "la liebre de las nueve fronteras"- con una curiosidad palpitante, mientras acumula terribles vivencias. Asiste al asesinato de un campesino por una pareja de guardias y luego ve a la esposa recorrer las cantinas preguntando por él. Un estudiante que reparte folletos de la Constitución (donde se recoge el derecho de reunión o el Habeas corpus; pero también que el voto del pope vale por el de cincuenta campesinos) es fusilado por agitador. O la historia de la hermosa Tudoritza que pierde a su amado porque las deudas le obligan a casarse con la querida del boyardo (terrateniente). 
Un inocente juego de niños delata la enorme miseria. La Galuchka es el último bocado de pan o rosquilla que algunos niños, después de haberlo mascado bien, retiran de la boca en forma de bolita y lo guardan o intercambian, para tener el placer de saborearlo como un dulce, una y otra vez.

Hermoso, terrible y amargo, el relato no reniega de la fantasía que adorna alguna de las costumbres.
"Soledad y quietud por todas partes. Ningún ruido; ni una mancha negra. Todo blanco y silencioso: casas y campos. Ni los ennegrecidos techos de las casas, ni las ramas de los árboles, se distinguían en el inmenso y silencioso océano de nieve.
De noche, ni una luz, aparte las que se distinguían, numerosas por cierto, en la casa del boyardo, del konak, levantada a costa de la miseria y el dolor de todo el pueblo, de todos los campesinos. Aquellas luces, eran algo así como un desafío, como una provocación grosera y descarada a los que perecían de frío y de hambre.
En este tiempo de nieve abundante, es cuando, llegada la víspera de San Andrés, la joven campesina interroga al Destino sobre el marido que le tiene reservado. La prueba es arriesgada y hasta macabra.
Poco antes de medianoche, debe colocarse, completamente desnuda y con la cabellera suelta, frente a un espejo, en una habitación alumbrada por dos cirios. Hecho esto, la joven debe mirar fijamente al fondo del espejo, por donde verá pasar a su futuro marido. Lo verá claramente, sea viejo o joven , arrogante o enclenque, guapo o feo, de la ciudad o del campo. Si el que había que casarse con ella ha muerto, pasará en forma de esqueleto, con el ataúd al hombro." pág 121
Esta militante edición es de 1973. La calidad del texto está muy por encima del pobre papel y las numerosas erratas. Autor a recuperar.