sábado, 7 de septiembre de 2013

Utopía























de Denis Kelly




¡Qué pelotazo!
Una serie conspiranoica que empieza por la búsqueda de su llave, el manuscrito original de una novela gráfica denominada "The Utopía Experiments". Las páginas fueron creadas por un misterioso científico mientras permanecía encerrado en un manicomio. En ellas se deja entrever una conspiración mundial capaz de explicar desde el mal de las vacas locas hasta el accidente de Fukushima.

La búsqueda del segundo y secreto volumen la afrontan por un lado cuatro freaks de los comics que se conocen a través de la web, y que inopinadamente se ven involucrados en una persecución mortal. Mientras, en el otro lado, se esconde una corporación global de omnímodo poder cuyos tentáculos alcanzan a instituciones, mafias y al mismísimo gobierno. Como versos sueltos dos funcionarios de alto nivel navegan por la trama: una agente del MI5, la Sra. Mildner y un jefe del Ministerio de Sanidad británico que lucha por destapar el complot.

¿Dónde está Jessica Hyde?, es la enigmática pregunta que un criminal obeso y tarado va preguntando por ahí antes de saltarle los sesos a quien demuestre ignorancia.

La serie tiene un personalísimo ADN, muy reconocible: su impactante fotografía basada en una imposible paleta cromática de colores saturados. Esas imágenes por sí solas nos sitúan en un plano casi onírico. A ello se añade una cadencia sinuosa en el ritmo del relato que, junto a la música experimental y llena de vacíos, nos deja hipnotizados ante la pantalla.











En la turbina de acontecimientos los personajes se nos revelan con varias caras. Los secretos y motivaciones de cada uno consiguen que no confiemos en nadie. Una joven amenazada por convulsiones, un aburrido informático y un obseso del anonimato en la red están acompañados por una pareja de niños en esta intriga sin fin.


Como capitostes de la corporación Corvat, nos encontramos a los magníficos James Fox y Stephen Rea. El elenco está inspirado y te lleva en volandas por un laberinto dislocado e incierto; pero entre todos prende en tu retina el rostro embobado de Neil Maskell formulando la famosa pregunta: ¿Dónde está Jessica Hyde?

Los diversos episodios irán desplegando los dobleces que cada personaje oculta. ¿A quien llama en secreto Becky cuando los demás no la oyen?. ¿Cómo le afectará a Arby la lectura del manuscrito?. El niño Grant esconde sólo unas páginas o algo más?



















La serie consta de seis episodios adictivos como caramelos. Destila intriga en cada plano y,  a veces, una violencia descarnada. Quedará en el recuerdo la cuchara con la que sacan el ojo a uno de los protagonistas. 








La evolución de su trama resulta sumamente inquietante y alberga ideas tan seductoras como el enigmático Sr. Conejo que se vislumbra en la cúspide de esta trama o la de un complejo proyecto denominado Jano (el dios de las dos caras), que esconde un código mortífero.

La propia Jessica Hyde nos resume el fondo de la historia cuando en el segundo episodio le preguntan
"- ¿Nos vas a contar que pasa?. ¿Quien nos persigue?
- En los años setenta los soviéticos desarrollaron un programa de guerra bacteriológica llamado biopreparat. Era algo bestial, se armaron con ántrax, ébola, viruela. Todo a gran escala. Los paises de Occidente crearon una organización para combatir la amenaza, se la conocía como La Red. No tenía base en ningún país, no respondía ante nadie y se negaba su existencia, hacía lo que los gobiernos democráticos no podía hacer.  Eran unos dementes y estaban descontrolados.
- Y eso,  ¿qué tiene que ver con nosotros?
- Básicamente son los que os persiguen."















Mientras que la Sra. Mildner, en un rizo maquiavélico nos relata la historia del Sr. Conejo (Mr. Rabbit):
"Hay una historia que explica cómo adoptó ese nombre. Él formaba parte de los bajos fondos de Wan Tong y se dedicaba a enfrentar a unos con otros. A los rusos, a la CIA, a las bandas... hasta que los americanos se hartaron de él. E hicieron creer a un capo del crimen muy cruel que él era el responsable. El capo lo encontró y lo sacó de la calle a rastras pasando delante de un bloque de oficinas. Lo torturaron y para que sirviera de escarmiento el capo grabó su propio nombre en el estómago de ese hombre: Conejo. ¿Sabes cómo es el ideograma chino de Conejo, Ian? Es un montón  de líneas, un montón de cortes. A pesar de todo consiguió escapar y aunque hay quien dice que iba desarmado, mató a todos los presentes. Luego entró en el bloque de oficinas y mató a todo el que lo había visto. Para cuando hubo terminado, 265 personas en todo el mundo, en tres continentes habían perdido la vida y no quedaba ni una sola persona viva que conociera su identidad. Ese es el Sr. Conejo. Es el corazón que late en todo esto. Si descubrimos su identidad todo acabará y tú volverás a casa. "
Imprescindible. 

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