viernes, 30 de agosto de 2013

Elysium

de Neill Blomkamp









Las dos películas que lleva estrenadas el director están marcadas por un sello muy personal, un enfoque de la ciencia ficción desde las personas y los engranajes sociales. También desde un futuro tan cercano como reconocible en las situaciones que plantea.

Su primera película fue District 9 y de un solo zarpazo se encaramó a la lista de directores que tienen algo que decir y saben cómo decirlo. Aquella alegoría sobre el apartheid que había mamado en su Sudáfrica natal, retrataba con veracidad los infames guetos donde sobrevivían unos alienígenas. No faltaban allí las mafias, el contrabando, ni los oscuros intereses de las grandes corporaciones para hacerse con la tecnología extraterrestre.

En esta segunda coloca el punto de mira en la inmigración ilegal, las fronteras y las Green Zone; esas urbanizaciones de lujo fuertemente fortificadas que quieren vivir ajenas a la miseria que las rodea. 
En este caso la frontera es el espacio. La Tierra ha quedado como un submundo donde la gente malvive en condiciones muy precarias. Las élites de ricos y poderosos se han instalado en Elysium, una enorme estación orbital con todas las comodidades y adelantos; incluidas unas cápsulas médicas cuasi milagrosas que curan el cáncer, la médula y lo que se ponga por delante. Los desheredados miran hacia el cielo anegados en la miseria y con trabajos de esclavos en las fábricas  de la aristocracia elísea.















Blomkamp sabe narrar y la película tiene poderío visual. Me gusta la idea y el enfoque. Ver Los Angeles como un inmenso arrabal colonizado por hispanos  es una potente imagen que se añade a otras que tenemos fijadas de la ciudad, como en el Los Angeles de 2019 con los replicantes o el Rescate en Los Angeles del 2013, pasando por los gloriosos 50 de L.A. Confidential. (Hum...queda pendiente un artículo rastreando la imagen de una ciudad por el cine o la literatura).

Las pateras que hoy cruzan de África a Europa o las furgonetas que llegan desde hispanoamérica a EEUU, se convierten en el año 2.159 en naves espaciales.
La película tiene ritmo y es capaz de señalar las lacras sociales mientras desarrolla una buena película de acción. Pero no es una película redonda.
Los desheredados que desembarcan a la carrera no buscan comida o trabajo, sino una sesión en las cápsulas médicas. Todos salimos de la película pensando que habla de la inmigración de América Central y del Sur al rico Norte; pero resulta que también habla de los cincuenta millones de personas que en EEUU carecen de cualquier de seguro médico y que viven abandonados a su suerte. Una realidad bien mostrenca y cercana.














El problema está en que según avanza la película, su denso hilo narrativo se va adelgazando hasta quedar escuálido, ceñido a unas cuantas escenas de acción. Por supuesto es más esquemática que District 9  y, siendo una película que mira hacia los problemas sociales del futuro, no alumbra los sombríos rincones de la magnífica Hijos de los Hombres.

Damon compone un personaje desvalido, un antihéroe que después de recibir una alta dosis de radiación necesita subir a Elysium para salvar la vida. En su desesperado intento tendrá la oportunidad de cambiar radicalmente el estado de las cosas. El papel de Jodie Foster como Ministra de Defensa es bastante plano y sólo registro un diálogo de interés cuando después de destruir dos "pateras espaciales" es investigada por no respetar los Derechos Humanos: "Ahora no está de moda pensar y actuar como lo hago yo. Lo entiendo perfectamente, pero cuando vayan a por sus casas, la casa que ha construido para sus hijos y para los hijos de sus hijos; no serán las relaciones públicas ni sus promesas de campaña quien les impedirá la entrada, seré yo misma". Uf, los fascistas siempre están salvando la civilización, digo su status de poder.
Por su parte Sharlto Copley que ejercía de antihéroe en District 9, se convierte aquí en un demente malvado un poco pasado de rosca. 

















En definitiva, una buena película de ciencia ficción con un inesperado alegato sobre las injusticias sociales. Aunque pedía un desarrollo más profundo.

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