domingo, 30 de junio de 2013

LA CIUDAD DE LAS PALOMAS - de Javier Tomeo









Robinsón en el asfalto.-

En homenaje a la reciente muerte de este autor único e insólito en la literatura española, releo uno de sus libros. Muchos de ellos bucean en el contrapunto de dos personajes que se interpelan. En esta ciudad de las palomas la desnudez es total. Teodoro se levanta, desayuna y sale al tráfago de la vida; pero no va más allá del portal. La soledad es absoluta, no hay nadie en la calle, todo está cerrado, el tráfico no existe, ningún signo de vida palpita. 

En apenas página y media Tomeo nos hace despertar en un planeta extraño y opresivo. Sólo un grupo de palomas se arremolina tras la figura del robinsón. Y aquí está la almendra que nutre el universo de este autor: soledad, incomunicación, perplejidad e incluso angustia. Personajes lanzados a una búsqueda perturbadora de la que desconocen el objeto (¿y qué es la vida si no?).

Dos aspectos son cruciales para reconocer a un autor de fuste: su estilo y su universo. Tomeo es un autor inesperado y asombroso en el océano de realismo español. Fabulador de un mundo propio, reconocible y muchas veces grotesco. "Soy aragonés, no puedo escribir más que negro y Buñuel es mi dios; quizá tuvo la culpa las pinturas de Goya", reconocía en una entrevista. 

Pero tan admirables o más que las situaciones de partida son sus exploraciones posteriores, su desarrollo. Siempre está presente la amenaza de la soledad y del absurdo. En este contexto el silencio puede llegar a ser ensordecedor
"Parece como si saliese del fondo de las cosas. No es, desde luego, el silencio de los días festivos, ni siquiera el que precede a las emboscadas. Es, mejor, el silencio que sigue a la muerte". pág. 11
Para no volverse loco vale hasta el más candoroso empeño: contar las ventanas del imponente edificio del Banco del Sur. Así, si llegase alguien inquiriendo por el desvarío podría responderle
"que era la primera vez en su vida que estaba completamente seguro de algo, que para estarlo había tenido que renunciar a todos sus conciudadanos, y que si al final resultaba que no tenía razón, su sacrificio perdería todo su sentido.   Mientras el cielo acaba de cubrirse de nubes, Teodoro continúa pues sentado en el centro de la plaza tratando de apresar por la vía del número un mundo que, en buena parte, le han escamoteado. Lo que pretende, ni más ni menos, es encerrar la ciudad y todo lo que contiene dentro de unos límites sagrados, imposibles ya de traspasar.". pág. 60
O también estableciendo pautas y ciclos en un reconocible entorno familiar.


De todos modos la situación es tan ambigua que acabas planteándotelo todo. Incluso te asalta un punzante sentimiento de culpa: es entonces cuando Tomeo se emparenta más íntimamente con su maestro Kafka"Posiblemente, piensa, fui yo quien les abandonó a ellos"
Y también de desesperanza. 
"Además, suponiendo que sus amigos estén en alguna otra parte, esperándole, ¿cómo encontrar el camino que conduce hasta ellos? ¿Dónde está ese sendero mágico? ¿Hacia el Norte? ¿Sur? ¿Este? ¿Tal vez por el Oeste? Si saliese a buscarles, lo más fácil es que anduviese perdido durante todo el resto de su vida. El corazón del prójimo puede estar escondido en una porción infinitesimal del espacio, en el rinconcito más insospechado de la brújula ¿Vamos pues a arriesgarnos a caminatas inútiles? pág. 97-98 
En los mundos que abren sus libros campea lo paradójico y la monstruosidad. En este caso las palomas sólo son espectadoras, y a pesar de ser lo único vivo en el horizonte, se perciben como amenaza. En el mundo vacío y solitario los animales palpitan como oscuras pulsiones que no podemos controlar. En una entrevista el autor hablaba de ellos.
"(En nosotros) hay una parte animal, claramente somos animales "racionales" aunque haya algunos comportamientos realmente execrables. Todo mi mundo y mis personajes tiene que ver con el ello freudiano, las pulsiones, la exteriorización de lo que nos gustaría hacer y no hacemos, lo que no nos atrevemos a hacer por los convencionalismos". 
Incluso un mito animal sobrevuela el relato, la ballena en cuyas entrañas pena Jonás:
"El héroe del sol, dijo con la mirada puesta en la bombilla que pendía sobre todas las cabezas, desaparece al caer la tarde en el Oeste, nada durante toda la noche hacia Oriente en las entrañas del gran pez, se alimenta, renueva sus fuerzas y por la mañana reaparece esplendorosamente.
Un ciclo que se repite cada día: subida y bajada, mañana y tarde, despertar y dormir, revivir y cansarse, principio y fin. El ex seminarista habló de todo eso con fervor y Teodoro, mientras pedalea de vuelta a su casa, piensa si no estaría ya entonces en el secreto de lo que iba a pasar al día siguiente en la ciudad. Todos los ciudadanos devorados por una ballena. Puede que mañana renazcan, se dice". pág. 66
Pero que nadie piense que todo será falacia o sueño. No despertaremos de la pesadilla. Tras el regusto de la perplejidad vendrá el rejón de la angustia, la amenaza de la esquizofrenia.

Javier Tomeo estudió Derecho y Criminología. Firmando como Frantz Keller se bregó en los años cincuenta escribiendo novelitas del oeste para la editorial Bruguera. 
Sus obras, siempre escuetas, alumbran rincones muy remotos del alma humana. Algunas fueron adaptadas al teatro con gran éxito, sobre todo en Francia. Son magistrales Amado monstruo, El castillo de la carta cifrada, El Crimen del cine Oriente, El mayordomo miope, El cazador de leones y sus Historias mínimas.

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