sábado, 13 de abril de 2013

TESIS sobre UN HOMICIDIO - de Hernán Goldfrid








No entiendo porqué comparan esta película con "El secreto de tus ojos" cuando lo único que tienen en común es la barba de Darín. La profundidad de la historia, la ambientación histórica, la trascendencia y la calidad cinematográfica de aquella no aparecen ni por asomo en esta. La distancia de una a otra es enorme.

Lo cual no quiere decir que sea una mala pelicula. Tiene una trama que se sigue con interés y está rodada con cierta solvencia, pero el resultado es justito.
Darín interpreta a Roberto Bermúdez, un abogado retirado que imparte un seminario en la Facultad de Derecho. Allí se presenta como alumno aventajado Gonzalo (Alberto Ammann), el hijo de un antiguo amigo. No tarda en arrastrar al profesor a un debate sobre la convención de la Justicia y su banalidad. En medio de todo irrumpe un crimen. El cadáver de una joven asesinada aparece en el mismísimo parking de la Universidad. Las opiniones de Gonzalo y las circunstancias del crimen abocan a Bermúdez a sospechar de su alumno. Se cree inmerso en un duelo intelectual donde el crimen es el reto.

Hay un par de escenas entre profesor y alumno que recorren el debate sobre la Justicia y las leyes, un asunto nada baladí. Dice Gonzalo, si aplasto y retuerzo a una mariposa no es delito, pero si esa mariposa pertenece a la colección de un millonario, voy preso. Lo que se juzga no es el acto, sino cómo afecta al poder. La Justicia es una convención. Un juez dicta sentencia, pero la víctima sigue esperando justicia.

Este desafío entre profesor y alumno nos remite -salvando las distancias- a La soga de Hichtcock, aunque en esta Tesis... se elije el camino de la obsesión del profesor. Sus sospechas e investigaciones ocupan el centro del relato. No en balde su ex-mujer le lanza la siguiente admonición: "¿Quieres que se haga justicia o demostrar que tienes razón?"
Y aquí está uno de los problemas de la cinta. Demasiado centrada en la obsesión de Bermúdez, se despreocupa de lo demás. La realización abunda en ello, reitera planos de un Darín insomne o con un vaso de whisky y un montón de primerísimos planos de su rostro. En su ánimo de ser profunda, se demora sin sentido en el ceño del abogado, empobreciendo el relato.

En otra escena Gonzalo le enseña al profesor su cuadro preferido de Picasso: La crucifixión. Ahí está todo, le resume: un cúmulo de víctimas propiciatorias.

Y con esto se abandona al personaje de Gonzalo. No en balde, Diego Paszkowskiautor de la novela en que se basa el film decía en una entrevista: "En el libro el relato está contado por los dos personajes centrales, el psicópata y el profesor de Derecho, mientras que en la película la narración recae sobre este último únicamente, con lo cual la voz narrativa en ese caso funciona como un juego de espejos."

La amenaza que constituye Gonzalo no la apreciamos en pantalla, simplemente nos la hace notar Bermúdez. Es más, el trabajo que entrega al profesor, titulado precisamente "Tesis sobre un homicidio", no tiene ninguna trascendencia en la película y Bermúdez ni lo llega a leer.
Alberto Ammann está bien pero luce poco, ya que a su personaje se le ha hurtado su posible complejidad y oscuridad: Mi padre te consideraba su Némesis, le espeta crípticamente al abogado. Darín está soberbio como siempre. Caso aparte es el de la joven Calu Rivero que hace de nexo y cebo entre los dos personajes; es evidente que no está suficientemente preparada.

Subrayar tanto el juego de la ambigüedad, dejar fuera de foco al presunto asesino ha dejado a la película hueca. Pretende más de lo que consigue; pero se deja ver.

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