sábado, 9 de marzo de 2013

Los amantes pasajeros

de Pedro Almodóvar


Lamento enormemente tener que decir que esta última película de Almodóvar es una tontería. Después de Los abrazos rotos y La piel que habito, dos películas densas y oscuras, el director volvía a la comedia. Pero más que comedia son un conjunto de gracietas. No solamente carece de hilo conductor, sino que las cuatro pretendidas subtramas que reúne la película son sosas y anodinas. Pretendiendo ser muy actuales y modernas tienen un desarrollo pueril. En el microcosmos único del avión, un mejicano de pinta siniestra saca para leer el 2666 de Bolaño (buen punto el libro, pero nada más). Una dominatrix huye de un posible complot para eliminarla. Un vivalavirgen sale por piernas de una relación asfixiante, lo mismo que el presidente de una caja de ahorros, aunque éste por sus corruptelas. Mientras tanto el trío calavera de azafatos -¡oye maricona!- intentan el desmadre y el jolgorio. Total, aterrizaje forzoso. 


La película no tiene ningún ritmo y las escenas tampoco. Todo resulta muy mecánico, como prefabricado. El comienzo es insípido. La película empieza porque eso pasa en los cines cuando se apagan las luces; con poquita cosa que contar. El cameo de Penélope Cruz y Antonio Banderas es un chiste malo. Y sin ocurrir nada ya están los azafatos histéricas perdidas "por un problema muy grave" que la película da por supuesto. Así que ná, tequila, coreografía locaza y un pretendido desvarío drogata-sexual que tampoco parece venir mucho a cuento. Como todo. 

El film parece más un encargo hecho por obligación que una devoción. La cosas parecen ocurrir porque sí. La historia de la dominatrix es insulsa. El corrupto banquero pasa de puntillas, resultando un personaje casi blanco; parece que con sólo citar la corrupción que corroe España ya es suficiente. La historia de las novias del vivalavirgen es lo mejor aunque sólo es un bosquejo y encima autocopiado de Mujeres al borde de un ataque de nervios: el móvil que cae desde el viaducto es el zapato lanzado desde aquel piso histérico, lo mismo que la amante despechada que recoge una maleta y charla con la portera.


Los actores lo sobrellevan con naturalidad, incluso Cámara y Dueñas están muy bien; pero me apena ver a dos pedazos de actores como la Machi y Antonio de la Torre en unos papelillos desangelados.

Dije que lamentaba escribir esta entrada. A mí me parece notorio que es una película deficiente y que su falta de enjundia y de ritmo es desoladora.  Yo que admiro tanto a Pedro porque siempre ha sido rompedor y furibundamente independiente; porque fue de los primeros en asumir que el cine es cultura pero también negocio y espectáculo, no dejo de preguntarme si no tiene un buen amigo o un colaborador que desde el primer montaje se lo hubiese soplado.

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