martes, 19 de febrero de 2013

Jack Reacher

de Christopher McQuarrie










Tom Cruise ya es perro viejo en esto del cine y su papel de productor le ha afilado el olfato para saber cómo hacer un producto que sea entretenido y llene las salas.

La película está muy bien, puro entretenimiento. La presentación es espectacular, un francotirador abate a cinco personas aparentemente sin conexión alguna. Cuando es hecho prisionero sólo escribe Jack Reacher en un trozo de papel. Se trata de un expolicía militar que vive retirado en el más absoluto anonimato. Él será el encargado de descubrir que no todo es lo que parece. El guión tiene un par de giros lo suficientemente interesantes como para que la función tenga ritmo.


La serie de 16 novelas escritas por Lee Child con este personaje quizás tienten a Cruise para comenzar una nueva franquicia. En ese caso tendrá que poner más carne en el asador. En concreto esta primera adaptación echa mano del noveno volumen titulado One Shot. Que nadie se extrañe, si lee alguna de estas novelas, de encontrarse allí con un Reacher rubio, de casi dos metros de altura  y 100 kg. de peso. Es lo que pasa con los héroes cuando van del papel a la pantalla.

La película se beneficia de un personaje y una estructura bien engrasados. A Reacher no se le busca, él te encuentra. Tiene un cierto misterio, compacta presencia y un tufillo a serie B. Los hilos de la trama, aunque convencionales, mantienen muy bien el interés y sobretodo cuenta con un malvado de los que estremecen, interpretado por el director de cine Werner Herzog. Su maldad tiene el vértigo de lo absoluto. Sus orígenes en Siberia le han vacunado contra toda compasión y su mirada te hiela.

Resulta curiosa esta vertiente de actores que tienen algunos grandes directores de cine. No testimonialmente como Tarantino cuando aparece en las suyas, o de actores-directores que compaginaron brillantemente ambas carreras como Orson Welles o John Cassavettes; sino como Sidney Pollack en Eyes Wide Shut de Kubrik o en Michael Clayton. Memorable fue la aparición del gran  Erich von Stroheim en el clásico Sunset Boulevard. También en España recordamos a Borau apareciendo como gobernador civil en su película Furtivos



El aderezo final es un gran Robert Duvall dirigiendo una armería y salón de tiro. Reacher echa mano de su duro y envejecido pellejo para el enfrentamiento final con la banda de mafiosos y allí Duvall está sembrado. La sorna con que viste a su personaje hace de esos diez minutos en que aparece, los más divertidos de la función. Muy entretenida.

McQuarrie ganó un Oscar al Mejor Guión por la mítica Sospechosos Habituales (Bryan Singer). Posteriormente también escribió Valkiria para Tom Cruise y el Lobezno pendiente de estreno, Lobezno inmortal.

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