viernes, 1 de febrero de 2013

El hombre de las sombras

-The Tall man-
de Pascal Laugier






Julia es enfermera en un pueblo perdido entre bosques, donde están desapareciendo niños misteriosamente. Algunos han visto una forma alta y oscura (the tall man) merodeando en el momento de las desapariciones. Los supersticiosos le denominan El Cazador. Una noche se lleva al hijo de Julia, pero ella lo persigue, se aferra a su furgoneta y sin extenuación penetra en el bosque hasta perderse en sus sombras. 

Cuando vuelve al pueblo todo toma un nuevo cariz. Los aldeanos la miran aviesamente. Hay una mujer con la mente extraviada desde que perdió a su hijo. También una niña que debido a un shock permanece muda y merodea sin cesar por esquinas y sendas...Finalmente le pide a Julia que llame al Cazador para que se la lleve. Pero ¿donde están los niños? Porque además nunca apareció ningún cadáver.

Como en su anterior e impactante película, Martyrs, también en esta el director nos entrega una obra partida en dos, con un giro abrupto en su mitad y con un difícil engarce entre ambas que bordea la arbitrariedad.

En Martyrs las dos partes estaban rodadas con intensidad y permanecías presa de la inquietud durante todo el metraje: una joven, que de niña había huido de un secuestro infernal, ve como se materializa una pesadilla en forma de monstruo y automutilaciones. Finalmente muere y es su compañera, quien le ha prestado ayuda y soporte emocional, la que es secuestrada y torturada por una secta que busca una extraña iluminación. La obra tiene una crudeza rayana en lo morboso, está rodada con pericia y calidad, aunque su descomunal giro se hace difícil de digerir.

En esta nueva película Laugier se muestra menos radical. Mantiene el buen pulso narrativo, consigue una ambientación perturbadora y el montaje es muy efectivo. Pero otra vez el brusco viraje nos incomoda. En las dos cintas son las heroínas las sacrificadas. En la primera de forma impuesta y malsana. En la segunda en cambio se elige el camino de una reflexión sobre la sociedad en que vivimos y sus oportunidades. Otra vez la aparición de un grupo o secta me disgusta y parece un tanto falaz; aunque recordemos que está reciente en España la muerte de Sor María, acusada de robar bebés a madres solteras o en penuria económica.

De todos modos, se aprecia en Laugier la mano de un cineasta  con dominio de las herramientas fílmicas. En esta The tall man, la primera mitad es muy intrigante y la transición hacia la segunda en donde se esclarece la verdad es fantástica. Esos veinte minutos en que la trama y el cariz de los personajes van cambiando, son extraordinarios. Destilan suspense y ambigüedad a raudales. Cada personaje va girando como un prisma y la nueva luz arroja sombras de duda inquietantes. Durante esos momentos realmente no sabes a qué atenerte. 


Me quedo con el buen planteamiento inicial y la buena caligrafía de esta visita a las sombras.

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