viernes, 1 de junio de 2012

Dogville

de Lars von Trier





Grace (Nicole Kidman) llega a un pueblucho en la montañas -Dogville- huyendo de unos gánsters. Tom (Paul Bettany) convence a los habitantes para que la escondan. Grace a cambio, ha de realizar trabajos para la comunidad. Cuando la búsqueda y las visitas del sheriff se intensifican, a los habitantes del pueblo les asalta el miedo. Comienzan exigiendo una mayor compensación por el riesgo y acaban percibiendo que Grace está acorralada y a sus expensas. Al olor de esta presa, como si fuesen perros, todos comienzan a enseñar sus colmillos y a merodearla. Pronto se suceden los abusos que continúan con humillaciones hasta llegar a la violación por parte de varios vecinos.

El guión va directo a la yugular de la sociedad y del ser humano, pero con una propuesta escénica radical e innovadora. Toda la acción se desarrolla en un único espacio escénico donde la calle y las cuatro casas que constituyen el pueblo están pintadas en el suelo. Los personajes deambulan por este espacio desnudo, mientras desnudan sus miserias. Resulta curioso el contraste entre un espacio tan diáfano y la textura del relato que juega a ser un cuento maravilloso conducido por un narrador.









Toda esta propuesta está sostenida por juegos de luces, sonidos y cámaras ubicuas. 

La película comienza como un cuento maravilloso o una fábula. El narrador nos advierte que está contada en un prólogo y nueve capítulos mientras un plano cenital del pueblo se convierte en un zoom con el que penetramos en las casas y los corazones de sus habitantes.

Una primera apariencia de aldea agradable, con una vida comunitaria sostenida por reuniones de vecinos, se verá expuesta a una novedad: una joven hermosa y vulnerable. La situación nos la presenta Tom, el joven que convoca las reuniones
con el fin precisamente de un "rearme moral". 

"-Intento refrescar la memoria a la gente mediante un ejemplo.
-Y ¿cuál será el ejemplo mañana?
-Uhmm, no lo sé. Si a la gente de Dogville le cuesta aceptar a los demás, lo que necesita entonces es algo que aceptar, algo tangible...como un regalo.
-Y ¿por qué iba a venir alguien aquí a hacernos un regalo?
-No lo sé. Ya pensaré en algo."

A continuación aparece Grace. Es el regalo, la variable que hará que todo se reordene y aflore la mezquindad. En este sentido me recuerda a Teorema de Passolini, donde la aparición de un joven trastoca los valores burgueses y religiosos. Dogville, en este sentido, es más universal, afecta al ser humano.


La propia fábula moral es perversa en su plan. La inicial amabilidad se va convirtiendo en opresión. Grace es la piedra de toque donde todos acaban afilando su abyección: la criada negra reproduce con ella el trato vejatorio que sufre, un niño la chantajea, el transportista y el leñador Chuck la convierten en culpable de sus más bajos instintos.
La campana que es símbolo de vida comunitaria, llamada al ángelus, aviso de incendios o muertes; aquí se convierte en un metrónomo que exige a Grace correr de un trabajo a otro.


La violación de Chuck es el inicio de la barbarie. Mientras la viola justifica su acción convirtiendo a la agredida en culpable: "Eres demasiado hermosa y delicada para este lugar. Es culpa tuya que necesite tu respeto, Grace. Quiero que me respetes." 
Las paredes inexistentes transmiten que todo el pueblo es consentidor.

La película abunda en debates cívicos y morales; por momentos parece la dramatización del conocido aserto "el hombre es un lobo para el hombre".
"Los perros sólo se dejan llevar por sus instintos, ¿por qué no íbamos a poder perdonarlos?"   Se pregunta Grace ante su padre cuando vuelve a rescatarla. Pero tras unos minutos de reflexión, "de pronto se abrió la luz de la luna. Fue como si la luz anterior, tan compasiva y tenue, se negara finalmente a seguir encubriendo al pueblo...la luna penetraba en las irregularidades y defectos de los edificios y las personas."
Finalmente ella requiere el poder de su padre, desea "enmendarlo por el bien del ser humano. Quiero hacer que el mundo sea mejor." Y ordena matar a todos y quemar el pueblo. En este punto cabe preguntarse si tenía derecho a semejante venganza. Yo creo que eso la convierte en uno de ellos. 

El diseño de producción resulta provocador, quizás algunos lo tilden de artificioso y banal. Pero no yo. Creo que la estilización subraya el alcance de una obra de arte, confabula al contenido con el continente. En Dogville, la desnudez del espacio, la inexistencia de las paredes nos dirigen directamente al corazón del drama. El gran cineasta Carl Theodor Dreyer, cuya carrera comenzó como crítico teatral, ya reflexionó sobre esto:

"La capacidad de abstraer es consustancial a toda creación artística. La abstracción da al cineasta la posibilidad de salir del estrecho recinto en que el naturalismo ha encerrado al cine."

"El arte no es imitación, sino elección subjetiva, y el director sólo incluirá lo que considere necesario para lograr un efecto claro y espontáneo. La simplificación debe eliminar todo lo que no respalde a la idea central. Mediante este proceso el motivo se transforma en símbolo, y con el símbolo estamos ya en el terreno de lo abstracto."                                                     
(Manuel Vidal Estévez, "Carl Theodor Dreyer". Ediciones Cátedra, Colección Signo e Imagen. Cineastas. Junio 1997)
Y de símbolos está preñada la película:  
El padre deja a su hija en un calvario y luego la recoge. Grace, La Gracia visita a los lobos.
Grace al presentarse ante el pueblo sale del útero de la mina abandonada. Una mina estéril que preside un pueblo mediocre.
Ni los niños son inocentes. También hay una matanza de niños. Sólo se salva el perro. Un perro dibujado con tiza cuyos ladridos hemos oído a la largo de toda la película guiado por la simpleza y la beatitud de sus instintos.

P.D 1  Parece ser que esta es una de las películas favoritas de Anders Breivik, autor de la masacre en la isla de Utoya en Suecia. Ante  la sospecha de que el final de Dogville hubiese inspirado este acto criminal, el director  lo lamentó profundamente y señaló: "Es horrible. Mi intención con Dogville era totalmente la opuesta. Es decir, preguntarse si podemos aceptar a una protagonista que se venga de todo el pueblo".

P.D. 2 Los créditos de cierre de la película están montados sobre imágenes de personas de la América profunda y de la Gran Depresión. La música es de Bowie, "Youngs americans",  que en un momento dado dice "¿no estás orgulloso de seguir teniendo dos caras?".

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