jueves, 10 de mayo de 2012

La Esfera y la Cruz

de G. K. Chesterton

 

De aventuras metafísicas podríamos tildar esta novela que comienza con el diablo en una nave voladora sobre la catedral de Saint Paul; y concluye en un manicomio donde han sido recluidos todos los personajes que han aparecido en sus páginas. La obra entera son los intentos frustrados de enfrentarse en duelo un ateo  y un creyente. Unas veces la policía y otras las circunstancias pospondrán el derramamiento. 
 
Precisamente la cúpula de Saint Paul representa los símbolos de la controversia

"Le estoy diciendo, Michael, que puedo argumentar contra las patrañas del cristianismo haciendo uso de lo mejor del racionalismo a través de cualquier símbolo que quiera usted ofrecerme. He aquí un instante tan propicio como una venganza. ¿A través de qué otra cosa podríamos expresar mejor tanto su filosofía como la mía, si no es a propósito de esa esfera y de esa cruz? Esa esfera, ese globo, es razonable; esa cruz, sin embargo , no lo es. Es como un animal que tuviera una pata más larga que las otras. El globo es inevitable. La cruz es arbitraria. La esfera culmina armónicamente cuanto hay debajo, es una unidad en sí misma; la cruz, sin embargo, simboliza malevolencia primaria, enemistad incluso contra sí misma. La cruz es la expresión de un conflicto entre dos líneas horizontales que van en una dirección irreconciliable. Esa forma silente y cruzada que vemos ahí simboliza una colisión esencial, un choque, una batalla de piedra. ¡Bah! ese símbolo sagrado suyo, querido amigo, no sirve más que para dar nombre o describir la desesperación y el entontecimiento. p. 17

Al ser una novela de ideas se hace evidente la estructura episódica. El autor, a veces artificiosamente, arma la trama en base a la reflexión que quiere exponer. No por ello faltan escenas magníficas como las que ocurren en la finca de un mixtificador o la deriva en barca por las islas del Canal o la postrera del manicomio.

Abundan los diálogos brillantes y afilados. Toda la novela es un duelo de espadas y a la vez un debate de ideas: la Francia de las libertades y la racionalidad, el idealismo alemán, la Historia, la Política y por supuesto la Religión. Hasta el periodismo, oficio que practicaba Chesterton es objeto de sus dardos:

"El periodismo resulta escasamente razonable a la hora de informar acerca de los milagros permanentes. Sus perezosos directores jamás anunciarán en sus titulares: Mr. Wilson sigue perfectamente sano. (...)  Nunca hablan de los tenedores que no han sido robados, ni de los matrimonios que no se han disuelto jurídicamente. Así, el retrato que hacen de la vida es una falacia necesaria para sus intenciones; sólo pueden ofrecer una representación fiel de lo que es poco habitual. Por muy democráticos que sean, en realidad sólo se sienten concernidos por lo minoritario". pág. 73
Como el duelo está prohibido han de huir constantemente interrumpiendo su lucha. Mientras tanto MacIan -el creyente- encuentra una chica liberal y escéptica, pero que desea sinceramente la verdad, y la convierte. Turnbull en cambio -el ateo- encuentra una chica de fe sencilla, que lo convierte a él.

Es notorio el modo en que discuten con una pasión capaz de poner en juego su vida y a la vez con un fair play admirable. Se están retando a muerte pero escuchan sus argumentos e incluso hay momentos de verdadera amistad. Al final consideran que es mejor debatir ante una cerveza que combatir a muerte por unas ideas.
"Debemos matarnos el uno al otro, o convertirnos el uno al otro. Suelo decir que los cristianos son unos hipócritas empalagosos, pero sé bien que usted, sin embargo, es sincero, y que mi alma, por ello, rabia contra usted. Del mismo modo, supongo, pensará usted que todos los ateos no aspiran a otra cosa que no sea la inmoralidad, cosa que puede llegar a tolerar...Pero ahora sabe que soy un hombre honesto, y también rabia su alma, por ello, contra mí. Nos odiamos porque somos sinceros, sin dobleces. Por eso no podemos tolerarnos." pág 69

En muchas ocasiones se coloca la discusión religiosa en su verdadero ámbito personal: un juez declara que el tribunal no es el lugar para discutir de religión, sino que es cuestión estrictamente de la vida  privada. Una dama a la que ayudan y que se interesa por sus asuntos muestra su desacuerdo con llevar la discusión a límites de pelea.  (¡Qué envidia de esta civilidad cuando en España la religión contamina tan intensamente la política, la educación y hasta le economía!)

Entre razonamientos y disquisiciones, abundan las paradojas

"Quizás pudiera escapar del peligro comportándose como un imprudente"
"Quien perdiera la vida podría haberla salvado del mismo modo que la perdió."
"Ya se ha dicho que no tenía nada de francés, pero es que ir en contra de la tradición francesa resulta a menudo cosa extraordinariamente francesa."
"Nosotros somos arrogantes porque sabemos que sólo somos hombres."
y brilla enormemente la caracterización de los personajes
"El padre creía en las bondades de la civilización, en esa especie de torre que hemos construido para contemplar desde ella la naturaleza. Esto es como decir que el padre creía en el hombre. La hija creía en Dios, cosa que la hacía aún más fuerte. Ninguno, empero, creía en sí mismo, pues eso supone un síntoma inequívoco de decadencia.

La hija era lo que se puede llamar una devota. A la gente común le producía esa impresión irritante que suele causar dicho tipo de gente. Cabe describirla, sin más, diciendo que podía comparársela con la cascada de agua que cae perpetuamente, inalterablemente, sobre el abismo. pág. 211

La última parte es delirante y fantástica. Es la secuencia que define toda la novela. En su huida los duelistas se cuelan en los jardines de un psiquiátrico y una vez allí son internados como verdaderos locos. Vuelve a aparecer el diablo en su máquina voladora. Considera muy peligroso que se batan ya que puede ser el primer peldaño para que todo se venga abajo. Declara, "la disciplina es más importante, para el conjunto de la sociedad, que la justicia y la libertad individuales." En un momento dado todos los personajes que han intervenido en la novela se encuentran internados en el manicomio:
"Toda Inglaterra ha caída cautiva para que pudieran hacernos cautivos a nosotros. Toda Inglaterra se ha convertido en un manicomio, para poder probar que usted y yo somos unos lunáticos"
Aunque finalmente acaban dinamitando el funcionamiento del manicomio, lo que es decir de esta sociedad de convenciones e imposiciones
"Me niega usted mi media botella de Medoc, la bebida más sana y acostumbrada entre nosotros; me niega usted la compañía de mi hija (...) me prohibe usted que pasee, algo necesario a las personas de mi edad... Y me dice que es todo por el respeto y acatamiento conveniente de las leyes. Pero las leyes forman parte del contrato social. Si se despoja al ciudadano no sólo de sus derechos, sino de sus placeres, y se le reduce a la mera condición de esclavo, el contrato social queda automáticamente anulado." pág. 366
Finalmente todo el mundo es liberado y el diablo huye no sin antes observar:  "Dejemos que salgan de sus celdas, precisamente hoy, pues es el día en el que el mundo entero será su celda."

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