miércoles, 11 de abril de 2012

Los idus de marzo

de George Clooney



Tenso thriller que husmea en los entresijos de una campaña electoral.

Stephen Meyers (R. Gosling) es director de comunicación en la campaña para presidente del gobernador Morris (G. Clooney). Como jefe tiene a Paul Zara (Ph. Seymour Hoffman) un viejo lobo que se enfrenta a un oponente no menos correoso (Paul Giamatti).

En el calendario romano los idus se correspondían con los días de buen augurio. La expresión "los idus de marzo" se refiere a la fecha en que Julio César fue asesinado y ello a pesar de que un vidente le avisó tal y como Shakespeare lo inmortalizara: "cuídate de los idus de marzo".

La película tiene un desarrollo impecable. La exposición es diáfana. Las cartas que juega cada uno, las trampas, las filtraciones, las alianzas de conveniencia. Aquí vale todo para con tal de ganar. El interés no decae en ningún momento, pero a pesar de todo se echa en falta un mayor espesor.

Me llaman la atención las sutilezas y las normas no escritas. En un momento dado Meyers acude a una reunión con el jefe de campaña del opositor. Posteriormente éste le reconoce, "cuando logré que te sentarás en aquella silla, ya sabía que había ganado".  Dió igual que no aceptase la oferta, el hecho de acudir ya le desacreditó. Igualmente una becaria comete un desliz y ha de abandonar con carácter inmediato el trabajo en la campaña. O la obsesión con no mentir a un periodista porque puede suponer el fin de su carrera. ¡Qué diferencia con España! Aquí te pueden pillar en diez mentiras, tenerlas grabadas, cogerte con las manos en la masa y no dimite ¡ni dios! Siendo un país de capitalismo voraz e insolidario, hay que admitir que en usos democráticos EEUU nos da cien vueltas.

La historia se centra más en el aprendizaje del director de comunicación, pero al final el candidato también tiene el suyo: "cada vez que marco una línea en la arena para no traspasarla, me encuentro con que al poco tiempo he de desplazarla."
El poder exige peaje y tanto el gobernador como su director de campaña que en un principio se niegan, acaban pagándolo. El precio no es otro que sus propias convicciones.

A pesar de su límpido desarrollo, la película tiene un comienzo dubitativo o complaciente. Incluso creo que el propio Clooney como actor está bastante soso durante todo el metraje. No así el magnífico trío formado por Ryan Gosling, Paul Giamatti y Philip Seymour Hoffman que están magníficos. Nos trasladan todo el cinismo de un trabajo que admite traiciones y astucias más allá de la lealtad personal o de la coherencia ideológica. 


De todos modos al concluir la película tengo la sensación de que el desarrollo ha sido muy escueto, sí que es verdad que dice todo lo que tenía que decir y que reúne tres o cuatro momentos intensísimos donde los personajes quedan desnudos en sus miserias. Pero quizás se echa en falta una desarrollo dramático más profundo. Valga como ejemplo el derroche de contar con la estupenda Marisa Tomei en un exiguo papel de periodista. 

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