viernes, 14 de octubre de 2011

The Rabbit Hole


de John Cameron Mitchell





Escrita por David Linsday-Abaire con guión basado en su propia obra de teatro, no es de extrañar que Nicole Kidmann, además de interpretarla, sea productora de la misma. El meollo de la película es la interpretación dramática, algo que en pocas ocasiones se produce en Hollywood.



El asunto es la pérdida de un hijo  y el desarrollo, cómo abordarlo. Poco se puede decir y menos hacer en medio del desconsuelo. Hay una escena en la que Becca -la protagonista- habla con su madre por teléfono. Ésta intenta consolarla pero sólo consigue más dolor.

-No tienes razón en todo ¿sabes?  ¿Y si existiera Dios?
-Entonces diría que es un sádico y un imbécil.
-Es suficiente Becca.
-Adórame y te trataré como una mierda....Con razón te gusta, suena a papá.

Cada uno de los padres intenta consolar al otro, ayudarle a pasar página, aunque sin resultado. Una de las parejas del Grupo de Apoyo al que asisten acaba separándose. Parece ser que éste es el sino de muchas parejas sometidas a esta tesitura.




La propuesta es de una desnudez total. El texto es escaso, apenas el apunte de una conversación enseguida truncada, apenas los contactos con otras personas (la hermana, la madre, el grupo de apoyo). Es muy curioso que Becca busque consuelo,  precisamente, hablando con el joven que atropelló a su hijo, matándolo.




Los dos pilares del film son unas interpretaciones brillantes, veraces y emotivas; junto a la valentía del texto para seguir hurgando en una situación límite: los diálogos de consuelo se tornan agresivos, hirientes. Una familia del grupo de apoyo quiere conformarse:

-"quiero pensar que Dios lo necesitaba para convertirlo en ángel....
-Pues que se hubiera hecho uno ¿no es Dios omnipontente?", les responde Becca.

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