sábado, 12 de febrero de 2011

EL OFICINISTA - de Guillermo Saccomano







Crimen y Castigo.-


Extraordinaria novela mezcla de todos los géneros -drama,thriller, ciencia ficción- que nos remite a los mundos de Kafka, Dostoievski y Philip K. Dick.

Una obra que se desarrolla en un crescendo admirable. En la primera mitad el abismo es personal, íntimo, kafkiano. En la segunda el horizonte se amplía, aparece el amor, la culpa y el crimen. Las páginas destilan pesadillas de una intensa negrura existencial.


El escenario es semejante al que pudimos ver en la excelente película "Hijos de los hombres" de Alejandro Cuarón sobre novela de P.D. James. Es un futuro pero muy inmediato: las oficinas, los coches, el subte, los ordenadores son los de hoy mismo pero también está muy presente la lluvia ácida, los días oscurecidos por el efecto invernadero, los helicópteros y sus focos rondando permanentes los cielos de la ciudad, los atentados y explosiones constantes, los perros clonados que atacan a los viandantes, los sintecho por doquier, la miseria con tintes posapocalípticos cubriendo las aceras: en una escena una india tiene un parto en plena calle, una rubia embarazada se desmaya, llega la ambulancia y se lleva a la rubia ignorando a la india y su criatura. En otra escena los amantes pasan ante una tienda de mascotas con perros, gatos, conejos, loros y peces de colores recién clonados, "con dos años de garantía" según promete el cartel.

La expresión es muy seca, casi telegráfica. Los capítulos son muy cortos, a veces sólo media página, pero siempre suponen un avance, el aporte de un dato nuevo cuando no un final intrigante que te provoca una lectura absorvente:

Al concluir un capítulo encontramos, "el compañero lo abraza. La confesión los une, le dice. Abismarse en la confesión es la esencia del alma rusa. Que no tema, lo calma. También él es reservado, dice. No le dirá a nadie lo que le contó. Abrazados, los dos lloran. Pero no lloran por la misma razón."
El comienzo del siguiente capítulo enlaza así:
"El oficinista llora de miedo.
Más le vale urdir pronto cómo eliminar al compañero."

Los párrafos están construidos con frase muy cortas. Esto nos traslada la urgencia, el vértigo de su pensamiento, la desnudez de los hechos:
"Un muchacho se descompone. Una vieja protesta. Varios retroceden con espanto. Alguien pide una ambulancia. El oficinista queda frente a la india parturienta. Se oye una sirena."

El relato se convierte en un parangón de Crimen y Castigo. Dostoievski está presente en esa labor de zapa que hurga en el oficinista, en el sentimiento de culpa acentuado por una delación cometida. Los rusos aparecen también a través del compañero de oficina que los estudia y el cual en un momento en que intiman buscando mutuo consuelo le dice: "abismarse en la confesión es la esencia del alma rusa".
Por los meandros de una mente en difícil equilibrio acecha el Otro: la esquizofrenia y la desesperanza. "Todos somos otro" piensa de sí mismo o podemos llegar a serlo. El amor es la esperanza de convertirnos en otro mejor.

La obra contiene escenas memorables y fantasmagóricas de gran potencia visual: Una tarde en los muelles ve pasar un gigantesco iceberg de hielo. Una huida por calles desiertas y perseguidos por perros clonados. O la escena en que recorre el depravado barrio de drogas, "putitas y putitos" para acabar entrando en una iglesia -casi como en trance- donde el sacerdote le ofrece un rito de liberación.

Las reflexiones sobre el amor van definiendo a cada tanto el estado psicológico del protagonista: "El amor hace que te sientas más solo". "En el amor no importa el otro. Importa lo que el otro nos hace sentir". "El amor lo recupera a uno de toda abyección".

Hipnótica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.