domingo, 24 de octubre de 2010

Las puertas de los ghouls



"El Libro del Cementerio" y "Coraline"
de Neil Gaiman

¡Qué suerte tienen los chavales de hoy en día por tener a gente como Neil Gaiman! Ese autor que nos va poblando nuestra imaginación de fantasías y leyendas con un placer que se apoya en la atracción por lo malsano.
Tanto en Coraline como en El libro del Cementerio, se plantan ante nosotros pequeñas puertas que nos dan acceso a un mundo de fantasía, son como las puertas de los Ghouls que aparecen el segundo libro.
En Coraline la niña encuentra una puerta por la que accede a una réplica de su mundo en clave de pesadilla. La característica es que sus padres, sus vecinos, todos en vez de ojos tienen botones cosidos como peluches. Estos padres bufos le hacen más caso y la cuidan con más mimo que los de verdad pero eso no es más que la tela de araña con que pretenden atraparla.
En el Libro del Cementerio es la propia puerta del cementerio la que salva al niño de una muerte segura a costa de vivir sus primeros 15 años en el mundo de los muertos, bajo su protección y cuidado. Todo ello sirve para que el niño -Nadie Owens- vaya penetrando los secretos y poderes de los que allí habitan. Con ello podrá acceder poco a poco al verdadero devenir de la historia, (la lucha del bien y del mal, de los Guardianes de Dios y los hombres Jack)) de la que al principio no es más que un pequeño apéndice y de la que finalmente será protagonista.
Neil Gaiman es capaz de inventar tradiciones y leyendas nuevas como los hombres Jack, el día del baile del Macabré, la visita onírica, el Guardián Sanguinario o la cotidianidad de los muertos en su cementerio.
Menos literario e irónico que Roald Dahl, este digno sucesor nos regala su potente imaginación para guiarnos por el mundo de los sueños, las fantasías y las pesadillas. Un enorme placer sus libros.

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