sábado, 23 de octubre de 2010

Homero, Ilíada



Homero, Ilíada
Alessandro Baricco



¡Qué delicia! Justo hace unos pocos meses debatía con unos amigos sobre las lecturas obligatorias en Secundaria y Bachillerato....y me encuentro esta joya.

Sí, se trata de la Ilíada original escrita por Homero y "reescrita" o "transcrita" por Alessandro Baricco, autor de City, Océano mar y el estupendo longseller Seda.

Él mismo nos indica en un Prefacio muy profesional los criterios que ha seguido en su relectura, prevista para una multitudinaria lectura en público: Como primera intervención "corté toda las apariciones de los dioses"; en segundo lugar "intenté eliminar todas las asperezas arcaicas que nos alejan del corazón de las cosas. Y luego busqué un ritmo, la coherencia de un paso, la respiración de una velocidad particular y de una lentitud especial."

La tercera intervención consiste en pasar la narración a la primera persona. "Elegí una serie de personajes de la Ilíada y les hice relatar la historia".

Baricco nos resume su apuesta: "intenté no resumir nunca, sino más bien crear secuencias más concisas utilizando secciones originales del poema. Por ello, aunque los ladrillos son los homéricos, la pared resultante es más esencial." No tengo nada más que añadir. Objetivo conseguido. Una lectura amena que sacar brillo al original y nos deleita con un ritmo y unos personajes muy cercanos.

Dos tardes intensas y consecutivas me ha ocupado su lectura de un modo absorvente: metido de lleno en la guerra, las batallas, los vaivenes de los héroes, sus muertes, sus lloros.
Los cantares de gesta medievales pasaban de voz en voz y cada poeta glosaba a su manera y para su audiencia las historias y romances de su repertorio. De modo semejante se puede apreciar la tarea que ha afrontado Alessandro Baricco. Nos identificamos con Patroclo y nos acongoja su muerte como al propio Aquiles al que acompañamos en su poderosa venganza. Nos disgusta el débil y traicionero Paris, origen de toda la tragedia por raptar a Helena. Admiramos la fuerza que Diomedes despliega en la batalla cuerpo a cuerpo. Nos emociona la audacia desesperada de Príamo, rey de Troya, cuando acude desarmado a la tienda de Aquiles para solicitar el cuerpo de Héctor, su hijo muerto. Finalmente sentimos el peso del destino en cada héroe y cómo lo afrontan con gallardía.

Baricco además nos regala un epílogo: "Otra belleza. Apostilla sobre la guerra" que reflexiona sobre el intrínseco carácter bélico del ser humano y las características que en la Ilíada afloran: la belleza de la guerra contada, el poder de los discursos y la palabra, la intensa vertiente femenina del poema. En este epílogo encuentro un párrafo que no me resisto a citar aquí, porque me parece él mismo un poema:

Lo que tal vez sugiere la Ilíada es que ningún pacifismo, hoy en día, debe olvidar o negar esa belleza. Decir y enseñar que la guerra es un infierno y nada más es una mentira nociva. Por muy atroz que pueda sonar, es necesario acordarse de que la guerra es un infierno, pero bello. Desde siempre los hombres se lanzan a ella como falenas atraídas por la luz mortal del fuego. No hay miedo u horror que haya conseguido mantenerlos alejados de las llamas: porque en ellas siempre han encontrado la única rendención posible ante la penumbra de la vida. Por ello, la tarea de un pacifismo verdadero tendría que ser hoy no tanto demonizar hasta el exceso la guerra, sino comprender que sólo cuando seamos capaces de otra belleza podremos prescindir de la que la guerra, desde siempe, nos ofrece. (...) Demostrar que somos capaces de iluminar la penumbra de la existencia sin recurrir al fuego de la guerra.


...Y de aquí podemos saltar a la cita con la que se abre la película ganadora del último Oscar en Hollywood, "En tierra hostil".

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